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Dos reclusos comparten la dureza de su paso por la prisión en el Santo Tomás

El colegio desarrolla por primera vez una iniciativa dirigida a alumnos de tercero y cuarto de la ESO

El Colegio Santo Tomás desarrolla cada curso su proyecto de Plan Pastoral con el alumnado, pero este año ha incluido una iniciativa que por primera vez tiene lugar en el centro: dos reclusos del centro penitenciario de Asturias han relatado a los estudiantes la dureza de su experiencia en prisión y la importancia de no equivocarse en el camino que se toma en la vida.

La actividad, en la que participaron un hombre y una mujer que aun están cumpliendo condena, tuvo lugar el pasado martes, con alumnos de tercer y cuarto curso de Secundaria. La iniciativa, con el objetivo de "concienciar al alumnado sobre la necesidad de mantener las normas de convivencia", es una de las propuestas que se ofrecen a los centros por parte de la Delegación de Enseñanza del Arzobispado. El capellán en la cárcel asturiana, José Antonio García, es quien acompaña a los presos.

Los testimonios no han entrado en algunos detalles que no eran necesarios teniendo en cuenta que se trata de chavales, pero sí en aquellas cuestiones que ayudan a trasladar el mensaje que se quiere dar: que uno puede equivocarse, que nadie está libre, y que la realidad de las consecuencias, la de la cárcel, no es, ni mucho menos, "la que pintan a veces en las películas", explica Pablo Arrojo, profesor del colegio.

"Nos impactó el silencio de los alumnos a medida que avanzaba la charla, en la que se habló de cosas como el agobio en las celdas, pequeñas, de las que no se sale de 8 de la tarde a 8 de la mañana, de lo que sienten cada vez que oyen el ruido del cerrojo que se echa, de mirar por la ventana y solo ver un muro cada día", añade Arrojo.

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