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Con la toga puesta | José Luis Arrojo | Abogado

"Antes la palabra de un compañero iba a misa, hoy no siempre es así"

"No tiene sentido que se malgasten recursos judiciales porque la gente denuncie chorradas; cambiaría la ley para impedirlo"

José Luis Arrojo, en su despacho.

Sus 45 años de profesión le convierten en el letrado más veterano de Avilés. Abogado penalista, "desde una época en la que ser penalista estaba mal visto", José Luis Arrojo (Avilés, 1948) apura sus últimos casos con el mismo ansia que inhala el humo de los cigarros "Ducados" en su despacho de La Cámara. "Lo que más echo de menos del funcionamiento de la justicia en la época de mis comienzos es que antes había un criterio unificado en todos los jueces. Hoy eso ya no existe", lamenta.

- ¿Cuánto ha cambiado la profesión en este casi medio siglo que lleva ejerciéndola?

-Imagínese. Por ejemplo, antes había que ir de camisa blanca y traje, corbata, calcetines y zapatos negros, que es una cosa que hoy ya está muy desfasada. También la relación con los magistrados. De aquella los jueces eran muy rectos y distantes y hoy eso ha cambiado, además para mejor.

- ¿Qué cambios haría en la justicia actual?

-Considero muy necesaria una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para agilizar la justicia penal. Por ejemplo, acotaría el tema de los recursos. Hoy, si un abogado quiere dilatar un proceso puede hacerlo gracias a ello y, además, está perjudicando a toda la justicia. También creo que habría que reformar el asunto de los delitos menores. La vida se está judicializando, y no tiene sentido que se malgasten recursos por una denuncia que alguien pone porque su vecino le ha mirado mal o por cualquier tontería así. Y haría más...

- Continúe.

-Creo que también sería necesario retocar la Ley de Violencia de Género. Tal y como está ahora, si un hombre agrede a su mujer en casa, además de a una pena de prisión, se expone a una orden de alejamiento y tener que abandonar el domicilio familiar. Sin embargo, si esa misma agresión, en las mismas circunstancias, la comete una mujer contra su marido, el asunto sería juzgado como un delito leve.

- ¿Qué es lo que propone?

-Creo que esta diferenciación atenta contra el derecho de igualdad de la Constitución, por lo que creo que en la ley deberían equipararse las penas, sin distinciones entre el hombre y la mujer.

- Dice que el trato con los jueces ha cambiado a mejor. ¿Ha pasado lo mismo con la relación entre los compañeros de profesión?

-Ahí diría que ha sucedido lo contrario. Antes había más compañerismo y lealtad: la palabra dada iba a misa. Hoy ya no es así, quizás sea fruto de la competencia y de que hay mucha gente que hace lo que sea por intentar ganar una peseta.

- Uno de los cambios que están en camino es la digitalización de la justicia. ¿Qué le parece?

-Creo que es una buena noticia y necesaria, siempre y cuando se haga con unos programas que no fallen. Otro cuestión a la que se debería atender es la homogeneización de los sistemas en toda España, no tiene sentido que sea diferente dependiendo de la comunidad autónoma.

- ¿Ha cambiado mucho la forma de trabajar?

-Es evidente. Por ejemplo, antes gastaba cajas y cajas en sellos para enviar cartas y recibía muchísimas visitas de clientes. Hoy, con el correo electrónico, ya ni gastamos cartas ni apenas veo a clientes. Casi todas las consultas se realizan por correo electrónico.

- Pero tiene la mesa llena de papeles.

-Ya. Es que yo, aunque los tenga en formato digital, siempre guardo una copia en papel de todos los expedientes.

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