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Memoria de "les mazcaraes"

José Rodríguez, de 91 años, relata cómo era el Antroxu de los años veinte: "Bajábamos con carros y tirábamos huevos"

Víctor Raúl Pintado, "Vitu"; Alberto Álvarez y José Rodríguez, ayer, durante su relato sobre el Carnaval de antaño. RICARDO SOLÍS

"Bajábamos al centro de Avilés, al Carbayedo, con carros revestidos de ramas de laurel y mimosas y tirados por vacas o bueyes, íbamos con ropa vieja, con máscaras simulando a un caballo o un cerdo, hacíamos mucho ruido con ollas y tirábamos huevos -algunos podridos y otros rellenos por pequeños papeles- para hacer la broma en la cabeza de alguno", relata José Rodríguez Valdés.

Conocido como Pepe Venancia, este vecino de Miranda de 91 años, ha puesto en conocimiento de Alberto Álvarez, César Álvarez y Víctor Raúl Pintado "Vitu" sus recuerdos sobre las antiguas "mazcaraes" de la comarca de Avilés. Así resume él lo que era Antroxu antes de que estallase la guerra civil, que se llevó por delante esta tradición que ahora este grupo de avilesinos trata de rescatar con vistas a tener el visto bueno del Ayuntamiento de Avilés para recuperar, si puede ser, de cara al "al próximo año". Pepe Venancia guarda con lucidez los recuerdos que datan de los años "veinte o treinta", siendo este avilesino la primera fuente oral que obtiene el grupo de aficionados que trata de recuperar las tradiciones avilesinas.

"Bajaban desde Miranda, Valliniello, San Cristóbal, Villa, Illas, Pillarno e incluso de Perdones (Gozón)", recuerda Rodríguez, quien ofreció todo tipo de detalles sobre las vestimentas, así como de otros objetos con los que se contaba para la ocasión: desde máscaras de cartón, varas, palos de ganado, escobones, barbas con pelo de caballo, mula o burro, flautas hechas de ramas de sabugo, cencerros y, principalmente, los cuernos, que portaban sobre sus cabezas. "Hasta se usaban las vejigas de cerdo, se vaciaban y se hinchaban para ponerlas en las varas y los palos para golpear a la gente", explicó, con la idea de "hacer un poco de folclore y todo el ruido que se podía", abundó.

A todo ello se sumaban los bailes en coros "de diez o doce personas" en la iglesia de Santa Ana, donde danzaban, bailaban y saltaban. "También se cantaban coplas como "La Chichilana", expuso. Y, el miércoles de ceniza, la tradición era la de "quemar un muñeco que llamábamos "La Vieya". Hasta el momento, han recogido otra serie de testimonios por parte de Paco Sánchez, impulsor del actual Antroxu, que recogió en su momento las experiencias de Lorenzo Guardado, Manolo el de Valliniello, Emma Campos y Fernando Wes, mientras que Rubén Arias -gerente de Festejos del Ayuntamiento de Avilés- hizo lo propio a través de Esperanza Fernández, todo ello con el ánimo de recuperar la memoria del Antroxu de antaño.

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