"La danza es toda mi vida". Las palabras de Loli Rodríguez, directora del grupo cultural "Danzas de Luanco", son una realidad. Sus bailes han estado presentes en prácticamente toda región, incluyendo actuaciones durante innumerables años en los premios "Príncipe de Asturias" o en Francia, con tres actuaciones en Saint-Gilles-Croix-de-Vie (localidad hermanada con Luanco).

A sus 66 años -cumplirá 67 el próximo día 8 de marzo- es la gran impulsora junto a la asociación Amas de Casa de Luanco del grupo luanquín, que cumplirá el 12 de marzo su 40.º aniversario. Todos ellos, bajo su dirección infatigable, la cual se inició en 1980, cuando decidió dar un paso al frente para formar el grupo gozoniego con el empuje de la asociación. La directora, natural de Tudela Veguín y residente en Avilés, se plantó en la ciudad luanquina y quedó gratamente sorprendida. "Había un montón de gente esperando en la calle a que llegase; el primer día apuntamos a 120 niñas para empezar a baile regional", explica. Un "boom" que ahora, cuatro décadas después, continúa de enhorabuena con un aniversario al que no le faltará ritmo.

Y lejos de conformarse, su labor no acaba aquí. Tiene energía para rato y asegura que se retirará "cuando lo haga María Teresa Campos, porque en los malos momentos de mi vida la danza me ayudó a salir adelante". Su ilusión por seguir tocando la pandereta y las castañuelas mientras las fuerzas le acompañen están intactas. Rodríguez se autodefine como "perfeccionista" porque pone su mayor ímpetu en todas las coreografías para que la actuación salga a las mil maravillas a pesar de que, asegura, "no somos profesionales, pero queremos dejar el nombre de Luanco, de Gozón y de Asturias con dignidad allá por donde vamos". Y lo está logrando.

Sus éxitos bailan al mismo ritmo que los incondicionales miembros de su grupo, que cuenta en la actualidad con seis parejas infantiles, con niños de entre 5 y 10 años, y otras seis parejas de adultos. Muchos de ellos son padres de los pequeños; el grupo de mayores se inició hace dos décadas. Pero, como en cualquier ámbito de la vida, este grupo cultural vivió su particular montaña rusa de grandes momentos y de otros no tan positivos. "Hará seis años bajó mucho la composición del grupo, pero entre todos lo hemos vuelto a levantar, porque lo más grande de este colectivo son las amistades que se forjan", comenta emocionada la responsable.

Su pasión por la danza se inició hace, exactamente, 52 años -cuando Loli Rodríguez tenía 14-, y entró a formar parte del grupo Ensidesa. Allí conoció al que es hoy en día su marido, José Antonio Rubio, apodado popularmente como "Chachi", y con el que pudo compartir este amor por la danza hasta hace dieciséis años. "Tuvo que dejarlo por problemas de salud, pero siempre nos acompaña a todas las actuaciones", asegura.

La música corre también por las venas de sus hijos Pablo y Sergio, también enrolados en este arte. Es su vida.