La Autoridad Portuaria de Avilés contratará el dragado de mantenimiento de la ría sin que se hayan resuelto aún las discrepancias que mantiene con el Ministerio de Transición Ecológica sobre las nuevas condiciones ambientales para acometer estos trabajos. El mayor punto de fricción son los aportes de arena a la playa de Salinas. Los últimos de trabajos de mantenimiento en el canal de entrada se remontan a 2015, cuando se profundizó el calado para proporcionar a los muelles de la margen derecha la operatividad con la que fueron diseñados. Los gestores portuarios sostienen que el dragado tiene que acometerse este año para asegurar el funcionamiento de los muelles. "Por ahora los barcos operan con normalidad pero ya no sería prudente esperar un año más. Si no dragamos en este 2020, la situación se podría complicar mucho", reconoce el presidente de la Autoridad Portuaria, Santiago Rodríguez Vega.

El Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Avilés acordó en su reunión de ayer la contratación de las obras del dragado de mantenimiento en "la barra" y "el canal de entrada" para el periodo 2020-2022, unos trabajos que están presupuestados en 2,2 millones de euros. Las previsiones pasan por poder adjudicarlas en marzo o abril.

Las alarmas saltaron en el Puerto en julio de 2018. Fue entonces cuando el Ministerio para la Transición Ecológica publicó la declaración de la nueva declaración de impacto ambiental (DIA) de los dragados de mantenimiento en la ría de Avilés. En el documento, el Estado instaba a la Autoridad Portuaria a reutilizar la arena dragada que cumpla los requisitos para regenerar el sistema de playas y dunar de Castrillón así como a compensar con aportes de otros depósitos externos el material que no se pueda usar por carecer de las características necesarias.

El Puerto planteó en sus alegaciones depositar en el litoral castrillonense la arena que se extraiga de los dragados de la bocana y pidió flexibilidad en las condiciones de marea, viento y oleaje con las que se podrá dragar, así como en las condiciones de vertido al mar. El Estado, sostienen en la Autoridad Portuaria, se mostró flexible con estos argumentos, pero año y medio después sigue sin haber acuerdo sobre los aportes de arena a Salinas. Madrid pretende que después de cada dragado se acometa un aporte de arena al litoral castrillonense, el equivalente al material extraído del estuario. En los últimos contactos se analizó la posibilidad de que esos aportes de arena se produzcan por ciclos. Es decir, en el caso del contrato que ahora se pone en marcha, que se realizasen después de 2022. En el Puerto defienden que de mantenerse esas condiciones, el coste del dragado pasará de esos 2,2 millones a casi cinco (de los cuatro euros el metro cúbico pasaría a costar 15), una cifra que los gestores portuarios ven inviable.