Los responsables de la lucha contra la expansión de la avispa asiática ( Vespa velutina), que se alimentan de abejas, hacen ver que no hay que ser necesariamente apicultor para participar activamente en la guerra sin cuartel que se ha declarado contra ese insecto invasor. Los estudios realizados sobre el ciclo de vida de un nido de velutinas determinan que los dos mil individuos que, de media, viven en un enjambre matan unos 9 millones de insectos de otras especies, la mayoría abejas melíferas; los cálculos más conservadores rebajan esa cifra a tres millones de insectos. Incluso en el mejor de los casos, eso significaría que la destrucción de 6.531 nidos llevada a cabo el año pasado en Asturias salvó la vida a la friolera de 18.593 millones de insectos (abejas, mariposas, hormigas, pulgones...) Insectos que cumplieron su ciclo vital en la naturaleza, colaboraron en tareas de polinización y en muchos casos sirvieron de alimentos a pájaros, también amenazados por la competencia alimentaria de las velutinas.

Estas y otras reflexiones sobre la necesidad de una acción contundente y conjunta de la ciudadanía contra la avispa asiática fueron puestas de manifiesto ayer en la casa de Cultura de Avilés en el transcurso de una charla en la que participaron el presidente de la Asociación de Apicultores de Avilés y Comarca, José Ángel Villota, y el ingeniero agrónomo experto en la especie invasora Juan Prado. Ambos significaron la conveniencia de poner trampas en esta fecha del año, e incluso hasta mayo, para capturar el mayor número posible de reinas de velutina: "Durante unos 50 días, la reina, que en estas fechas acaba de salir de la hibernación, está sola e indefensa; debe montar un nido, preparar la puesta de huevos y alimentar a las primeras larvas. Es, por tanto, el momento óptimo para cazarlas porque cada una que capturemos evitará el nacimiento de unos dos mil ejemplares; o, visto de otra manera, la muerte de varios millones de insectos beneficiosos", explica Villota.

Los apicultores de la comarca -hay 90 asociados y posiblemente otros tantos que cultivan esta afición "por libre"- están francamente preocupados por la proliferación de la velutina y el daño que hace a las colmenas, ya de por sí afectadas por otros males como la varroasis (una enfermedad causada por un ácaro). Villota asegura que la mortalidad de las abejas de Avilés y sus inmediaciones "no deja de crecer cada año" en la comarca, y eso que según las cifras oficiales de avistamientos y destrucción de nidos de velutina están muy por debajo de la media de Asturias: cuatro en Avilés, cinco en Castrillón, 23 en Illas y 41 en Corvera. "No son cifras creíbles: frente a los 73 nidos destruidos en la comarca, un concejo como Candamo registró 82 intervenciones y Grado, 113. Tener cifras tan bajas no significa que no haya velutinas, en mi opinión es que no se comunican avistamientos ni se hacen retiradas de nidos en la misma cantidad que en otros concejos", sostiene el presidente de la asociación comarcal de apicultores.

El servicio municipal de Parques y Jardines de Avilés adquirió el año pasado 50 trampas para cazar avispas asiáticas. De ellas, 30 se colocaron, a sugerencia de la Asociación de Apicultores de Avilés y Comarca, en diferentes parques de la ciudad, así como en la senda del Río Magdalena y la senda de La Toba. Otras 20 trampas se situaron en lugares considerados de interés. Se recogieron 69 individuos de avispón asiático que habían caído en 19 de las trampas colocadas. Además, se procedió a la retirada de varios nidos.

Más allá del esfuerzo de las administraciones públicas -se calcula que Asturias gastó el año pasado 480.000 euros en luchar contra las velutinas-, los expertos en este insecto animan a toda la población a convertirse en cazadores de estos insectos y registrarse como tales en la plataforma oficial que ha creado el Principado; construir una trampa no entraña dificultad (existen multitud de tutoriales en internet) y la causa es noble: preservar la vida de las abejas.