La empresa Asturiana de Zinc (Azsa) ha solicitado al Principado de Asturias que dé inicio a la evaluación de impacto ambiental simplificada de su proyecto de ampliación de producción anunciado este pasado otoño y que prevé una inversión de más de 100 millones de euros. Esta solicitud es un nuevo paso en el trámite administrativo el proceso de crecimiento de producción prevista en las instalaciones fabriles de la compañía en San Juan de Nieva.

Los trabajos de ampliación en la fundidora se iniciaron a comienzos de año con catas y retirada de escombro para liberar suelo en el parque de intemperie, el lugar elegido para la construcción de una nueva planta para elevar la eficiencia electrolítica de la planta castrillonense. Las obras efectivas, sin embargo, no comenzaron hasta comienzos del pasado mes de febrero, cuando la junta de gobierno del Ayuntamiento de Castrillón concedió la licencia de obras, el primer trámite administrativo para hacer aún mayor la fábrica de cinc metal más eficiente de Europa y una de las principales del mundo en su sector.

La apertura de evaluación ambiental es prueba de que la empresa metalúrgica mantiene su compromiso con la economía asturiana. Mientras esto llega, en la planta los trabajos de producción se mantienen sin descensos y con el estado de alarma en el punto de mira. La seguridad laboral es uno de los asuntos de discusión entre empresas y representantes sindicales.

El incremento de toneladas previsto con la nueva inversión en Asturiana de Zinc es de algo más del 2 por ciento anual. La falta de solución de la tarifa eléctrica para la industria electrointensiva (los mayores consumidores de energía) bloquea una inversión aún mayor, apuntaron en medios sindicales. La nueva instalación estará lista en dos años. Para entonces la nueva nave de electrólisis va a sustituir a las dos más antiguas (la A y la B). La que se anunció se llamará E. Tras la puesta en marcha de la novísima nave, la A y la B se desmantelarán y se liberará suelo para ulteriores ampliaciones.