Las trabajadoras del Servicio del Ayuda a Domicilio del Ayuntamiento de Avilés, con 1.300 usuarios, están volcadas con los mayores desde que se decretó el estado de alarma. "Trabajamos de forma presencial, con los servicios mínimos marcados, o a través de llamadas telefónicas, detectando necesidades y acompañándolas en estos momentos tan duros de soledad y aislamiento", apuntan. En una carta relatan que sus "usuarios son en su gran mayoría personas mayores, enfermas, con diversidad funcional o con autismo. Aunque algunos tienen familias que les atienden, otros no. Sea cual sea la circunstancia, tengan o no otros apoyos, esperan con ilusión nuestra llamada. El día a día hace que seamos una parte importante de su vida, sus confidentes, un pilar donde se apoyan", cuentan. Y añaden: "Hay quien nos lo dice, pero nosotras no somos ángeles. Somos profesionales que desempeñamos un servicio esencial para la vida de mucha gente".

Por otro lado, en el Hospital San Agustín recibieron ayer los dibujos elaborados por los niños del colegio San Fernando.