El coronavirus acabó ayer de madrugada con la vida del empresario avilesino, de origen gallego, Antonio Lamas Caamaño, el fundador de Talleres Antón, "un hombre hecho a sí mismo", reconoce la familia con satisfacción. Empezó como mecánico a los 12 años en Talleres Rivero y a comienzos de la década de los setenta se puso por su cuenta.

Había cumplido 79 años, ingresó en el Hospital San Agustín a finales de marzo. "Parecía que iba a salir, le ingresaron en la UCI, pero no pudo ser", lamentaron en su casa.

El primer concesionario que Lamas y su mujer, Covadonga González, habían abierto fue el de Land Rover Santana. Eso fue una década después de abrir compañía. Comenzó a vender Mercedes hace tres décadas. El concesionario está en la avenida de Gijón, a un paso del Cruce de Llaranes. El negocio ahora lo regenta su hija mayor, Covadonga Lamas, y su marido, Jaime Lovera. Su otra hija, Estrella, vive en el sur de Italia, se dedica al diseño de moda.

Lamas Caamaño no se apeó del buzo de mecánico. Su compromiso fue con los turismos. Los arregló, los vendió. Poco a poco mejoró su negocios: desde su bajo en El Pozón, a las instalaciones al pie de la autopista "Y".

Lamas formó parte de una promoción de empresarios que se hicieron a sí mismos y que, a la sombra de la siderúrgica, pudieron hacer dinero. A esa promoción pertenecieron Manuel Álvarez "Lloriana", José Luis García Arias "Melca", Daniel Alonso. En Talleres Antón trabajan actualmente ocho personas.