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"El Grupo Riesgo no es de fiar", advierte el expropietario de una empresa arruinada

Juan Rocafull confió el reflotamiento de Trincajes de Descargas a los nuevos dueños de Alu Ibérica "y lo que hicieron fue descapitalizarla"

"El Grupo Riesgo no es de fiar", advierte el expropietario de una empresa arruinada

"Oportunistas y carroñeros". Así define el empresario valenciano Juan Rocafull Martínez a los administradores del Grupo Industrial Riesgo y a su círculo de "hombres de paja", los mismos que han tomado el control de Alu Ibérica tras el giro de guión que supuso la venta de la compañía (antigua Alcoa) a una sociedad de tan corto recorrido (según el Registro Mercantil lleva controlada por sus actuales dueños desde 2018) como de incierta fiabilidad.

Juan Rocafull fundó y gestionó hasta 2018 la empresa Trincajes de Descargas, especializada en logística del transporte. En 2017, la expectativa de un gran contrato vinculado a la importación de componentes eólicos le llevó a hacer una cuantiosa inversión, pero a la hora de la verdad el negocio se frustró y la situación financiera de la empresa quedó comprometida. "Estábamos en el dilema de cerrar o reinventarnos cuando un proveedor de confianza me habló del Grupo Industrial Riesgo y de la posibilidad de que entrasen en el capital de mi empresa para reflotarla. Fue el principio del fin", relata el empresario.

Rocafull negoció los términos de la operación con Antonio Lema, que actuó como jurista del Grupo Riesgo. También entabló contacto con David Domènech (la persona que se ha deja ver por la fábrica de aluminio de Avilés en calidad de directivo) y con Alexandra Camacho Carrascal, igualmente vinculada al "staff" de Riesgo.

"Acordamos firmar un contrato blindado ante notario en función del cual yo ejercería de director comercial y cobraría 5.000 euros mensuales, una parte correspondiente a retribución salarial y otra, en concepto de pago de las acciones adquiridas (90% del total). Así mismo, se comprometían a invertir 3 millones de euros para reconducir la situación de la empresa", detalla Rocafull. Al final, "solo cobré los dos primeros meses, me arrinconaron y acabaron por despedirme; y entre tanto, malvendieron los activos de la empresa descapitalizándola y acabaron por llevarla a la ruina". El empresario alerta de las "artimañas" de Domènech y Camacho: "No son de fiar, son especialistas en detectar empresas con problemas para sacarles las últimas gotas de jugo".

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