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El precio de la merluza cae por debajo del euro y un armador se planta: "Es indigno pescar así"

Guillermo Busto retiró de la subasta 4.000 kilos de pescadilla, que entregó al Banco de Alimentos, en protesta por la depreciación del producto

Las cajas de pescadilla donadas al Banco de Alimentos, en la sede de la entidad.

La pesca asturiana toca fondo zarandeada por la tormenta comercial que ha desatado la epidemia de coronavirus. Y el mejor reflejo del profundo bache que atraviesa es el insólito caso ocurrido ayer en la rula de Avilés, la que comercializa el 70 por ciento del pescado fresco capturado en la región: un armador, Guillermo Busto, decidió retirar de la subasta 4.000 kilos de pescadilla (merluza de entre 800 gramos y un kilo de peso) para evitar que se vendiese a menos de un euro el kilo. El armador, antes de tirarlo al mar, donó esas cuatro toneladas de pescado al Banco de Alimentos, que agradeció el gesto y repartió el producto entre 20 organizaciones solidarias que disponen de cocinas donde poder elaborarlo para hacerlo llegar a personas y familias menesterosas.

Es potestad del armador fijar un precio mínimo de venta para sus capturas, eso es ley dentro de las rulas. Pero no es menos cierto que hacía muchos años, décadas incluso, que tal cláusula no se ejercía de forma tan contundente como ayer hizo el dueño del barco palangrero "Siempre Baluarte". "Conocidos los antecedentes de lo ocurrido ayer (por el martes), cuando se vendieron lotes de pescadilla a 60 e incluso a 55 céntimos el kilo, avisé antes de que comenzase la subasta de mis capturas de que ejercitaría la cláusula de retirada a partir de precios inferiores a un euro".

Y así fue que de los 13.500 kilos que traía el barco, 4.000 se quedaron sin ser subastados: "Lo hice por una cuestión de dignidad: no se puede pagar menos de un euro por un kilo de pescado fresco, en perfectas condiciones para su venta al público. Todas las cosas tienen un valor y lo que los pescadores no deberíamos consentir es que se nos humille y machaque pagándonos estos precios de risa por el fruto de nuestro esfuerzo sin que esa valorización ridícula del pescado tenga reflejo en los mostradores de las pescaderías. Porque ésa es otra: si a mí me pagan la merluza a un euro el kilo y veo que esa caída del valor repercute en beneficio el ama de casa, me callo y me aguanto. Pero no es el caso: yo veo que la pescadilla comprada en la rula a menos de un euro se está vendiendo en los mercados a 4 y hasta a 5 euros. Esto no puede ser".

Las 9.500 toneladas que trajo a puerto el "Siempre Baluarte" y que sí fueron subastadas alcanzaron un valor medio de 2,20 euros; se trataba de merluzas de tamaño mediano y grande, con más apreciación comercial que la pescadilla y, en todo caso pescado llamado "del pincho", el de máxima calidad dado el tipo de arte (anzuelo) con que es capturado. El precio medio de referencia de la merluza comercializada en la rula de Avilés fue de 3,99 euros en 2019 y de 2,68 euros el pasado mes de marzo. El desplome de la cotización es evidente y lejos de remitir, empeora a cada día que pasa.

Para pescar los 13.500 kilos de merluza que descargó en Avilés, los 16 tripulantes del "Siempre Baluarte" navegaron hasta el caladero de Francia (VIII d, mar adentro del golfo de Vizcaya) e invirtieron 15 días con un gasto de combustible, carnada, suministros, aparejos, etcétera de 20.000 euros. "A esa tripulación que ha estado 15 días en la mar, con jornadas laborales de hasta 16 horas y que ha trabajado honradamente para ganar un sueldo, ¿qué le digo yo ahora? Entre el pescado no vendido y el dinero ingresado por la venta a bajo precio del resto apenas se cubrirá el monte mayor (suma de gastos fijos del barco); los marineros no van a ver un euro, hemos hecho una marea para nada", lamenta el armador.

Guillermo Busto tiene muchas recriminaciones que hacer: "A las autoridades con mando en temas de pesca, por no tomar medidas regulatorias de precios mínimos que garanticen la rentabilidad de las empresas, barcos en este caso; a los distribuidores, por aprovecharse de la precariedad y el estado de necesidad de los pescadores pagándonos precios abusivos por las capturas; y a las autoridades de consumo, por no defender el producto nacional frente al auge de las importaciones de pescado, que estos días se epidemia se han disparado haciendo aún más complicado la venta de nuestro".

Busto añade a todo lo anterior el malestar reinante entre los armadores asturianos por la falta de respuesta de instituciones como el Instituto Social de la Marina o la Consejería de Sanidad, entre otras, a sus demandas de acceso a equipos básicos de protección (como mascarillas) para evitar el contagio de los tripulantes cuando tocan tierra para descargar las capturas. "Al final tuvo que conseguirnos las mascarillas el director general de Pesca, cosa que le honra pero que no es siquiera de su competencia", refirió Busto.

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