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"Las ayudas deberían ser para ir a pescar, no para amarrar la flota", opina el sector

El armador Guillermo Busto alerta del negativo impacto que tendría en la cadena de valor del pescado el amarre generalizado de los barcos

la merluza que asturias no paga le aprovecha a madrid.

El anuncio de subvenciones para compensar las pérdidas de aquellos barcos pesqueros cuyos dueños decidan parar como consecuencia del desplome de los precios del pescado derivada de la epidemia de covid-19 no ha sido bien recibido, por paradójico que parezca, por algunos sectores de la flota asturiana. Armadores como Guillermo Busto, propietario de un buque con licencia para pescar en caladeros comunitarios, son rotundos: "Esto no tiene ni pies ni cabeza: las ayudas deberían ser para ir a pescar, no para quedar en tierra". Busto se explica: "Amarrar los barcos causaría perjuicio a todos los profesionales implicados en la cadena de distribución del pescado, porque sin materia prima con la que comerciar todos tendrán pérdidas. Solo habría un sector beneficiado: el de las importaciones, porque sin pescado nacional que llevarse a la boca es lógico pensar que las grandes firmas distribuidoras lo que harán será recurrir al pescado de fuera".

Guillermo Busto fue el armador que la semana pasada retiró de la venta en la rula de Avilés 4.000 kilos de pescadilla (merluza de menos de un kilo) cuando el precio de la misma cayó por debajo de un euro el kilo (el día anterior se había vendido a 55 céntimos). "Es mi política desde hace años. Por dignidad yo no vendo la pescadilla a menos de un euro, antes la dono al Banco de Alimentos" (que fue lo que hizo, concretamente, hace unos días). El ejemplo de Busto ha siso secundado esta semana por otros armadores y, de hecho, el lunes se retiraron de la venta 400 kilos de pescadilla capturada por dos palangreros asturianos. El armador que invoca la "dignidad" para reclamar precios justos del pescado ha parado su barco "hasta que los precios vuelvan a garantizar la rentabilidad" y sus tripulantes, enviados al paro. "Así por lo menos cobrarán algo, porque yendo a trabajar para malvender las capturas no sacan sueldo", afirma.

Guillermo Busto calcula en "decenas de miles de euros" las pérdidas que se generarían con una parada de la flota asturiana subvencionada por fondos europeos a costa del covid: "Mi barco genera un gasto de 20.000 euros en pertrechos, combustible, víveres, seguros, etcétera cada vez que zarpa; las capturas dejan dinero en la rula, dan trabajo a transportistas y frigoríficos, alimentan las pescaderías y costean los sueldos de mi tripulación... Y así cada barco asturiano. Si los paramos, ¿cuántos miles de euros dejarán de inyectarse a la economía?"

El armador reniega de las ayudas a la paralización de barcos "cuando lo que debería estimular el Gobierno es lo contrario: que vayamos a la mar para garantizar pescado español en las tiendas a precios razonables para todos los eslabones de la cadena, empezando, claro está, por los pescadores: es indigno y abusivo que las pescadillas 'de pincho' que valen en la rula a menos de un euro se acaben vendiendo a las ama de casa a 5 y 6 euros".

Guillermo Busto alerta, además, del "destrozo" que supondría para el equilibrio del mercado pesquero la entrada masiva de pescado de importación destinado a suplir la falta de capturas por parte de las flotas españolas si éstas amarran de forma generalizada para acogerse a las subvenciones. "Dejando de lado la cuestionable calidad del pescado foráneo, ese hueco de mercado que ocuparían las importaciones sería muy difícil de recuperar dentro de unos meses porque los productos extranjeros tiran por el suelo los precios. Las grandes cadenas alimentarias están encantadas con este escenario, pero el Gobierno debiera poner coto a semejantes prácticas porque acabarán con la pesca nacional y supondrían una mengua de la diversidad de productos pesqueros a disposición de los consumidores".

Subrayando las palabras de Busto, la rula de Avilés, la mayor de Asturias, trabaja con la hipótesis de una paralización masiva de la flota: en caso de que se produzca, sopesa presentar un ERTE y suspender parte de su actividad. Las pequeñas rulas asturianas, así mismo, también aseguran estar "contra las cuerdas" por el desplome de sus ingresos por venta de pescado.

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