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Helados para endulzar el confinamiento

Antonio Guillén, que abrirá sus tiendas el día 11, prepara un servicio a domicilio: "La situación está muy complicada"

Antonio Guillén posa con un helado en su casa de Alicante.

Con los primeros rayos de sol y altas temperaturas, los avilesinos deciden refrescarse con un helado, bien sea en tarrina o en cucurucho. La pandemia del coronavirus ha impedido que no pocas familias se dejaran llevar por ese pequeño placer de darle un lametón a un producto fresco. Los heladeros están deseando volver a la faena cuanto antes. Y lo harán el día 11, como los establecimientos hosteleros. "La situación está muy complicada teniendo en cuenta que solemos abrir en marzo para reponernos de los meses de invierno, que permanecemos siempre cerrados", señaló Antonio Guillén, responsable de varias heladerías de Avilés. La crisis sanitaria le pilló en Alicante, desde donde habla con LA NUEVA ESPAÑA. Esta nueva situación obligará a las heladerías de Guillén a realizar servicios a domicilio, una propuesta que ya realizaba, pero sin darle apenas publicidad. "Ahora no nos queda más remedio que llevar el producto a casa", apunta este profesional. "Actualmente tenemos bastante incertidumbre sobre cómo se va a desarrollar nuestra labor, por eso decidimos apostar por llevar el helado a casa", agrega.

Guillén entiende que haya personas "que tengan miedo a salir de casa" a cuenta de la posibilidad de contagio del virus que ha puesto la sociedad patas arriba. "Tomar un helado en casa no es lo mismo que en la calle, pero tendremos que adaptarnos hasta que todo cambie", resalta el heladero, que busca ahora la manera de regresar a Avilés para poner en funcionamiento sus negocios e intentar capear las pérdidas económicas generadas estos meses. El uso de las mascarillas es compatible con la degustación de los "doscientos sabores de helado" que vende. Y lo explica con sorna: "Igual que las personas que irán a los bares necesariamente tendrán que quitarse la mascarilla para beber, pues con los helados lo mismo, salvo que se use una pajita".

Sobre los pedidos a domicilio, Guillén lo tiene todo pensado. "Enviaremos tarrinas de helado o bien, si la clientela prefiere un cucurucho, mandaremos por separado la crema y los barquillos", detalla el heladero, que como el sector servicios ha perdido los ingresos de buena parte de la primavera.

"Nosotros comenzamos a funcionar en marzo, en cuanto sube el termómetro. Lógicamente los meses fuertes son los de verano y en otoño, todo baja. En invierno cerramos y esos meses vivimos de lo generado antes", explica el heladero, que ha tenido que seguir pagando los recibos de agua, luz y demás. "Si cuando abrimos en marzo estamos bajo mínimos, ahora será peor, pero hay que abrir, estamos con el agua al cuello", señaló el profesional, que aún confinado tiene tiempo para refrescarse con alguna de sus creaciones en su casa de Alicante, donde suele pasar unos meses al año.

Ahora, continúa Antonio Guillén, no queda más que pensar en positivo y afrontar la nueva situación con un modelo de negocio adaptado a los tiempos de crisis sanitaria, priorizando las ventas a domicilio sin dejar de atender el local, eso sí cuidando las normas de seguridad, de limpieza y distanciamiento social para así plantar cara al coronavirus y evitar que aumente el número de personas contagiadas.

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