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La flota pesquera se enfrenta al dilema de parar o faenar y malvender las capturas

"Los precios no remontan por la paralización de la actividad hostelera", lamentan los armadores, que ya ponen el objetivo en la costera de bonito

Pescadores descargando merluza en el puerto de Avilés. RICARDO SOLÍS

La costera de xarda (caballa) fue, mientras duró, el salvavidas al que se cogieron la mayoría de los pescadores artesanales asturianos para mantenerse a flote en plena tempestad de epidemia de coronavirus. Con los precios del pescado hundidos por la paralización de la actividad de bares y restaurantes, el grueso de la flota asturiana (165 lanchas) apuró todo lo que pudo la campaña primaveral de la caballa, y aunque el precio medio al que se pagó esta especie fue hasta un 60 por ciento peor que el año pasado, la posibilidad de pescar muchos más kilos debido al incremento de cupo autorizado por Bruselas compensó el esfuerzo.

Pero ahora, finalizada esa campaña los pescadores dicen estar "a verlas venir", confusos y desesperanzados: "Hay gente que ha parado porque no le renta salir a faenar, otros aprovecharán para hacer tareas de mantenimiento en los barcos, los menos aspiran a recibir alguna ayuda de las que ha autorizado la Unión Europea, luego están los que siguen pescando conscientes de que el pescado no vale nada estos días y los que tratarán de aguantar hasta que puedan salir al bonito. En líneas generales, el sector está en clave de supervivencia", resume el presidente de la federación asturiana de cofradías de pescadores, Adolfo García Méndez.

Los primeros barcos que amarraron fueron varios palangreros que faenan en aguas comunitarias. La caída del precio de la pescadilla (merluza pequeña) por debajo de un euro el kilo convenció a varios armadores de que no les compensaba el gasto de pertrechar los barcos para apenas recuperar la inversión. "La pescadilla no la quieren, el último día que vendieron mis barcos tuve que retirar 80 cajas por el desplome del precio. Así no se puede seguir, o sea que he parado dos de mis tres barcos y mandado a la gente al paro. Volverán a la actividad cuando los precios recuperen el nivel habitual, ahora mismo está tirado", manifiesta Alfredo Gutiérrez, uno de los armadores que vende habitualmente merluza comunitaria en la rula de Avilés.

"Algún barco me quita el sueño", admite el director general de Pesca, el luanquín Kiko González. "Me preocupan especialmente los que tienen la merluza como especie objetivo (palangreros y volanteros) y en este sentido hemos iniciado una gestión con Madrid para tratar de conseguirles un extra de cuota que les permita tirar adelante al menos unos meses", asegura el responsable pesquero del Principado.

Adolfo García Méndez tiene poca confianza en que las ayudas habilitadas por Europa con carácter excepcional para ayudar al sector pesquero en este momento complicado causado por el coronavirus vayan a solucionar algo en Asturias: "Pocos barcos van a poder acogerse a ellas -yo calculo que se van a quedar fuera el 95 por ciento de los barcos- y ya veremos cuando llega el dinero a los bolsillos de quienes sí las cobren, a día de hoy el reglamento regulador aún está en fase de resolución de alegaciones".

El patrón mayor de Luanco, José Luis Gutiérrez, reseña que los precios "siguen muy bajos" y en el caso de la flota gozoniega indica que "son bastantes los barcos que han marrado y esperarán al bonito para seguir con su actividad". En Candás, el patrón Ángel Gutiérrez describe una panorama parecido: "El valor del pescado no se recuperará hasta que vuelvan a funcionar los restaurantes y por eso es que algunos armadores han decidido parar porque podrían no cubrir los gastos de salir a faenar en estas condiciones".

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