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Domenech, el nuevo dueño de Alu Ibérica, fue investigado por delitos económicos

El directivo de Grupo Riesgo fue pillado en Badajoz con un DNI portugués falso y denunciado por estafa por clientes de una agencia de transportes

Reproducción de la cédula de identidad portuguesa que usaba Víctor Rubén Domenech y cuya falsedad determinó la Policía Nacional.

El temor a un "Alumocho" en la fábrica avilesina de aluminio cobra cuerpo por momentos, y más que lo hará a la vista del historial policial del hombre que se ha puesto al frente de las antiguas plantas de Alcoa de Avilés y La Coruña, David Domenech. De la investigación que ha realizado este periódico se concluye que Domenech ha visitado con frecuencia las comisarías españolas en el pasado, detenido o investigado por delitos de índole económica (estafa en varios supuestos, delito contra la Hacienda Pública, blanqueo de capitales, delito contra la propiedad industrial), falsedad en documento público, estancia irregular en España y tráfico de drogas, entre otros.

De los primeros -los económicos- el más sonado remite a 2014, cuando Domenech fue detenido en su domicilio por agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil en el marco de la macrooperación "Nehar", montada para desarticular una estructura empresarial sospechosa de vender gasóleo agrícola haciéndolo pasar por carburante de automoción y quedándose con la diferencia de precio, además de no pagar los impuestos correspondientes. Este operativo se saldó con un centenar de detenidos en varias provincias. El actual directivo al mando de Alu Ibérica no esquiva el tema: como ya publicó este diario, su versión es que fue exonerado de responsabilidad por la Audiencia Nacional.

No obstante este curriculum, fruto de una década de negocios al límite, no consta a día de hoy que Domenech haya pisado la cárcel. Su habilidad para saltar de una empresa a otra dejando tras de sí un reguero de denuncias solo parece comparable a la de esquivar la acción de la Justicia. Alu Ibérica es ahora el nuevo campo de operaciones de un trotamundos que, cuando menos, ha desempeñado actividades pretendidamente "profesionales" en Argentina, su país natal, Estados Unidos, Holanda y en los últimos años España.

La primera de las mentiras en la que fue pillado David Domenech -así se hace llamar- es que su nombre verdadero es otro: Víctor Rubén. Nació en 1975 en Argentina y con su nombre de pila es como consta en varios archivos policiales españoles. Su actual abogado de confianza, Guillermo Ruiz Blay, quitó importancia en declaraciones a este diario al uso de un alias -"su reputación profesional es lo que importa", vino a decir- y el propio interesado explicó a los sindicalistas de Alu Ibérica de La Coruña cuando le preguntaron al respecto que Víctor Rubén era su nombre americano y que para España prefería usar David. Como si cambiar legalmente de nombre fuese posible.

Expreso 24, una agencia especializada en hacer envíos a países sudamericanos, constituye uno de los capítulos más turbios del pasado empresarial de Domenech. Dicha compañía fue demandada por decenas de personas que confiaron cargas valiosas a Víctor Rubén Domenech, pagaron miles de euros por hacerlas llegar al otro lado del Atlántico y, según denunciaron, perdieron la carga y el dinero.

Las primeras demandas se pusieron en Madrid, pero la bola de nieve de la presunta estafa de Expreso 24 rodó hasta Barcelona y Durango (Vizcaya), entre otras localidades. Fue precisamente una requisitoria de busca y captura de Domenech cursada por los Mossos d'Esquadra la que dio pie a la detención de Víctor Rubén Domenech en un hotel de Badajoz.

Funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía de la ciudad pacense tuvieron conocimiento en octubre de 2016 de la estancia en un hotel de la localidad de un hombre que coincidía con la identidad de un fugitivo de la Justicia reclamado desde hacía once meses por la Policía Autónoma de Cataluña para responder de un presunto delito de estafa. Personados en el hotel, dos agentes detuvieron a Víctor Rubén Domenech y le llevaron a Comisaría para tomarle declaración.

Al cumplimentar el trámite administrativo ordinario, la Policía Nacional de Badajoz supo de los antecedentes que constaban del detenido, sobre el que también pesaba un auto de averiguación de domicilio y paradero dictado por el Juzgado de Instrucción número 1 de Durango (Vizcaya) en relación a una investigación por estafa (también por denuncias de clientes de Expreso 24).

Los agentes policiales de Badajoz añadieron otro presunto delito al historial de Domenech: sospecharon que la cédula de identificación portuguesa que exhibía era falsa y al hacer la diligencia de averiguación de su situación legal en el país ante la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras averiguaron que carecía de permiso de estancia en vigor. Resultado: apertura de una investigación por falsificación de documento público e incoación de un expediente de expulsión de España.

Un día después de su detención en Badajoz, Víctor Rubén Domenech solicitó la asistencia del letrado Antonio Luna Lema. Este abogado aparece de forma recurrente en el entramado jurídico de operaciones societarias de Grupo Riesgo Industrial, como la adquisición de la empresa valenciana Trincajes de Descargas, cuyo expropietario contó en estas páginas cómo Domenech y sus colaboradores arruinaron la compañía en pocos meses malvendiendo sus activos.

Asistido por Luna Lema, Víctor Rubén Domenech contó a los funcionarios de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Badajoz que su relación con Expreso 24 consistió en haber trabajado con ellos como "consultor externo". En relación al hecho de que varios denunciantes le identificaron como la persona "de contacto" en Expreso 24, Domenech admitió que a veces "hablaba con los clientes y consolidaba la carga". Sobre las razones de que determinados envíos no llegasen a su destino, alegó que tal cosa ocurría por "problemas aduaneros".

Para justificar la posesión y el uso de una cédula de identificación portuguesa falsa, Domenech aseguró haber obtenido el documento "en un despacho de abogados de Portugal", que pagó 1.200 euros, que lo recogió "en una oficina del servicio de extranjería portugués" y que la había venido usando en el país vecino "sin ningún problema".

Preguntado finalmente por un número de cuenta de la que era titular y donde los clientes de Expreso 24 ingresaban el dinero correspondiente a las tarifas de envío a América de sus mercancías, el detenido apenas dio aclaración alguna. Sí resultó esclarecedor en ese sentido el informe que pidió la Comisaría de Barcelona de los Mossos d'Esquadra a la entidad bancaria: en menos de quince días de febrero de 2015, por ejemplo, la cuenta a nombre de Víctor Rubén Domenech recibió ingresos de clientes de Expreso 24 por importe de más de 5.000 euros; y el titular de esa supuesta "cuenta de empresa" los gastó con plena liberalidad en conceptos como una sesión de spa compras en un videoclub, restaurantes y cafeterías, perfumerías, farmacias y grandes almacenes, viajes en taxis y la cuota de pertenencia a Legionarios de Cristo Rey, entre otros. Además, Domenech sacó en cajeros automáticos en esas dos semanas analizadas 2.400 euros (dos extracciones de 600 euros, dos de 500 y una de 200).

El detenido manifestó en su declaración ante la Policía Judicial de Badajoz que en relación a las estafas que se le imputaban ya había declarado en la Comisaría de Policía Nacional de Carabanchel (Madrid), que el Juzgado que conoció del caso había sido el de Primera Instancia e Instrucción número 40 de la capital y que el mismo había realizado "un sobreseimiento definitivo del caso" tras haber aportado "más de 200 folios conteniendo pagos, certificados de despachos, comunicados con clientes y un inventario de las mercancías". El Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz, tras 48 horas detenido, dejó a Víctor Rubén Domenech en libertad.

No obstante la puesta en libertad del "hombre de negocios" la maquinaria judicial no paró, si bien funcionó de manera embrollada. El Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz se inhibió en favor del Juzgado número 1 de Durango; el juzgado vizcaíno rehusó al entender que la instrucción le correspondía al Juzgado de Instrucción número 40 de Madrid: éste rehusó a su vez, devolviendo la investigación por la falsedad de la cédula de identificación portuguesa a Badajoz, que finalmente hizo suyo el caso e inició un procedimiento abreviado en diciembre de 2017.

Un año después de ser incoada su expulsión de España, con la investigación de lo ocurrido en Expreso 24 aún fresca en el recuerdo y sospechoso de moverse por el país con un DNI portugués falso, Víctor Rubén Domenech dio un paso decisivo de cara a ordenar sus actividades empresariales: adquirió el 55 por ciento de la empresa madrileña Manuel Riesgo (distribuidor de productos químicos), utilizó el nombre de la misma para proporcionar una pantalla reputada a su nueva creación -Grupo Industrial Riesgo- y diversificó sus objetivos.

En abril de este año se hizo con Alu Ibérica; dos fábricas con solera en Asturias y Galicia, 600 empleos, un sector -el del aluminio- en la cuerda floja y un interrogante en el aire: ¿es Víctor Rubén Domenech el perfil de persona que puede reflotar ese negocio?

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