El confinamiento reveló que las redes de solidaridad entre los vecinos juegan un papel crucial a la hora de salvaguardar la calidad de vida e, incluso, la propia existencia de personas mayores que viven solas y se encuentran en situación de vulnerabilidad. Sólo en Avilés ese colectivo que sufre la brecha de edad ronda las tres mil personas, según la información que maneja el Ayuntamiento. En ese grupo que pasa de la edad legal señalada para jubilación, algunos de ellos nunca han estado en contacto con los Servicios Sociales, es decir, no cuentan con ninguna ayuda. Para atender cualquier incidencia en este grupo de población en estos dos meses largos de encierro se contactó a través de los servicios municipales de atención a las personas mayores con todos aquellos vecinos de 75 y más años que vivían sin acompañamiento y que nunca habían accedido a las herramientas disponibles para ellos desde el área de Servicios Sociales.
Desde la activación del estado de alarma, doce trabajadoras del Ayuntamiento están llamando a las 2.900 personas mayores o parejas que viven solos. En los casos que detectan alguna necesidad se les ha activado la ayuda adecuada y se les facilitó un teléfono de contacto y una zona de referencia por si surgiera alguna otra necesidad a corto plazo.
De hecho, desde que comenzó el confinamiento por la pandemia del covid-19, el Ayuntamiento atiende y sigue de manera diaria y personalizada a 3.591 personas mayores de Avilés. Además, el servicio de teleasistencia suma en este momento 647 usuarios activos y la ayuda a domicilio alcanza a otras 1.831 vecinos del municipio de 75 y más años.
En el conjunto de España hay dos millones de ciudadanos de más de 65 años que viven sin compañía. La mayoría, un 72%, son mujeres, según el INE. Habida cuenta de que este colectivo será el que más va a tardar en abandonar el confinamiento, los expertos en políticas de mayores aprecian un apoyo fundamental para esta etapa en los programas de socialización y acompañamiento para impedir su aislamiento social. De ahí la importancia que se está dando desde los Servicios Sociales municipales a programas como la ayuda a domicilio, teleasistencia o comida a domicilio que volverán a adquirir aún mayor significación en la recta final del desconfinamiento.
