El presidente Adrián Barbón, que dijo sentir "cabreo e indignación" con la singular reventa de las plantas alumineras de la antigua Alcoa, se manifestó ayer con claridad al respecto de una posible nacionalización de la Alu Ibérica. Lo hizo en una entrevista que hizo con la cadena Ser.

"Desde luego que yo espero que el Ministerio [de Industria] reaccione y que en este sentido se pongan los puntos sobre las íes", señaló. "Hay que mirar al Gobierno de España porque el Gobierno de Asturias ni tiene capacidad de responder, ni tiene capacidad económica de plantear, por ejemplo, una compra del accionariado. Todo esto, si se hace, se debe hacer desde el Gobierno de España", subrayó siguiendo un planteamiento que verbalizó esta misma semana Lorena Gil, que es la portavoz de Podemos en la Junta del Principado. Entonces el consejero de Industria de Barbón, Enrique Fernández, acusó a Gil de plantear "efectismos" y la animó a dar un paso al frente y, como dijo ayer Barbón, llamar a las puertas del Gobierno de España.

"Habrá que analizar todos los instrumentos que permita en estos momentos la Unión Europea, entre ellos, también, la intervención pública, pero, claro, tiene que ser el Gobierno de España", insistió a este respecto, el presidente del Principado. Esta medida se podría activar, insinuó Barbón, si Alcoa logra revertir el contrato firmado con Parter Capital en julio de 2019, que es en lo que está desde que hizo un depósito notarial (cuenta "escrow") de la millonaria cuota de dinero que se había comprometido a pagar esta primavera a los administradores de las plantas con los que pactó, es decir, a Rüdiger Terhorst y sus socios. El plazo para hacer efectivo este depósito millonario vence el jueves que viene.

Este dinero que ha colocado Alcoa en fideicomiso tiene incontables novios que sobrevuelan una operación cuya viabilidad está puesta en cuestión por los políticos y por los trabajadores y por la propia Alcoa que es, a fin de cuentas, la que eligió, tras un cásting de medio año, a la empresa "seria y solvente" a la que quiso vender sus fábricas, un fondo suizo neonato en el sector del aluminio (ahora empieza a hacer parabrisas en una fábrica en la provincia de Álava).

Todos estos tejemanejes y los que han venido después, tras la llegada de Grupo Industrial Riesgo, son los que ayer denunciaron los comités de empresa de La Coruña y de Avilés ante las respectivas inspecciones de trabajo. Lo que buscan los representantes sindicales , por ejemplo, es saber por qué el domingo pasado se paró la producción por falta de aleante en Avilés o por qué en La Coruña se estiró hasta la sorpresa el depósito de fuel (hay una refinería a cuatro pasos de la fábrica gallega). Además, quieren conocer el detalle del contrato de compraventa que firmaron Parter y Alcoa en julio, el mismo que la multinacional y el Gobierno de España intentó que avalasen los trabajadores cuando ahí no tuvieron pito que tocar. Ese contrato es que ha permitido que Parter le venda a Grupo Industrial Riesgo, tres cuartas partes de sus participaciones en la empresa sucesora. Ahí está la madre del cordero y lo que se presume es que la madeja se tendrá que desliar en sede judicial.

Riesgo a este respecto reaccionó a través de una nota de prensa: "Las responsabilidades de la situación actual de las plantas deben ser dirigidas a Alcoa, propietarias de las mismas en los últimos años. Grupo Industrial Riesgo entró a gestionar las plantas el pasado abril con un proyecto de futuro", se puede leer en esa nota. Sin embargo, en la primera reunión en la que aparecieron en escena los representantes de Riesgo aseguraron que llevaban negociando la compra de las plantas desde septiembre pasado. Además, recordaron que habían presentado una oferta de compra durante el cásting. Según fuentes consultadas, fueron rechazados porque pedían a Alcoa casi doscientos millones de dólares como garantía (la multinacional se comprometió con Parter a sólo pagar 100). A pesar de todo esto, dice Riesgo ha solicitado una auditoría independiente para analizar la gestión de anteriores propietarios. O sea, que también quieren saber.