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Felpudos de fibra de vidrio para desinfectar, el nuevo negocio de una empresa de Avilés

La empresa TRD, del polígono de Maqua, fabrica pediluvios con resina de poliéster que libran de contaminación vírica

Hugo Fernández ultima un felpudo desinfectante; al fondo, Aurelio Fernández. MARA VILLAMUZA

Aurelio Fernández es el propietario de la empresa Technical Resins Development (TRD). "Desde hace unos pocos días hemos empezado a fabricar felpudos desinfectantes", cuenta por teléfono. El empresario avilesino trabaja en una de las naves del polígono de Maqua, en Gozón. Lo hace con su hijo, Hugo Fernández. Los dos han ideado un producto que contribuye a librar de contaminación el interior de locales públicos. "Nos dimos cuenta de que los comercios lo necesitaban", dice el dueño de la fábrica de fibra de vidrio.

"Normalmente trabajamos a pedido. El último de los encargos fue de la Universidad Camilo José Cela. Querían una letronas enormes para celebrar el aniversario", cuenta Fernández durante una parada de la producción. "Cuando empezó la desescalada, vi posible esto de los felpudos", apunta.

La inspiración de su producto está en las cuadras: "Las vacas pasan por un pediluvio cuando llegan del prado, tienen que lavarse las pezuñas", cuenta. "Este pediluvio es un charco, como el de la entrada de las piscinas. Lo que hacemos aquí parte de ahí solamente", cuenta Fernández. "Con resina de poliéster hacemos una bandeja de 12 milímetros de alto que va a ser la que recoja la solución desinfectante. Sobre la bandeja instalamos una moqueta de fibra de polietileno. La bandeja es la que tiene que contener la solución desinfectante: lejía disuelta en agua, por ejemplo. Esta solución no la vendemos. El usuario vierte el líquido en la bandeja y ya puede humedecer los zapatos", explica el empresario.

El felpudo desinfectante al final pesa poco más de un kilo. "El líquido se cambia en función del uso que se le dé. Los clientes que tenemos ahora son comercios. El otro día nos llamó el párroco de Ambiedes para colocarlo en las iglesias", cuenta. Trabajan con dos medidas, pero no rechazan encargos especiales. "Trabajamos en uno de una mujer parapléjica: quería desinfectar las ruedas de su silla", concluye.

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