"Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido" al que dedicó versos Antonio Machado "con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes" le habían salido. Pero al imponente olmo que se alzaba en el borde del parque del Muelle y cuyas ramas daban sombra a la calle Emile Robin las lluvias del pasado abril no lo despertaron de su letargo invernal y con el sol de mayo lo que le llegó fue la visita del leñador, tras cuyo paso solo ha quedado un tocón que próximamente también será retirado para evitar tropiezos involuntarios de los peatones.
Con la tala del olmo o negrillo del Muelle el inventario arbóreo de Avilés pierde una rareza, pues no abundan los olmos longevos precisamente por el impacto que tiene en ellos la enfermedad que acabó con la vida del avilesino, la grafiosis. Esta afección del olmo es una enfermedad fúngica que ha erradicado la especie de grandes zonas y acabado con numerosos ejemplares históricos y relevantes en España, como el negrillo del Reconquista de Oviedo y es probable que también el Arbolón de Avilés, el majestuoso ejemplar que dio nombre al barrio a caballo entre Versalles y la calle del Muelle.
El servicio de Parque y Jardines del Ayuntamiento de Avilés comunicó ayer que queda en pie, y relativamente sano, un segundo olmo en el parque del Muelle. Este ejemplar es tratado periódicamente con productos antifúngicos para ir "capeando la enfermedad".
La tala del olmo del parque del Muelle ha sido independiente de cualquier otra consideración relacionada con la próxima reforma de la zona verde; según el Ayuntamiento "se ha actuado de oficio cuando se ha considerado que ya había muerto la totalidad del árbol.
En este caso se daba la circunstancia de tratarse del típico escenario de la muerte de un árbol sin riesgo de vuelco o fractura; los olmos mueren de pie, aunque a partir de ahora comenzaría a fragmentarse las ramas, algo no aceptable desde el punto de vista de la gestión urbana", explicaron desde el área de Parques y Jardines.
