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Mascarillas de Rivero a medio mundo

Helena Victorero confecciona y vende protectores online con clientes en Estados Unidos y Europa: "Me da para ir tirando"

Helena Victorero muestra algunas de las mascarillas de su catálogo. RICARDO SOLÍS

Helena Victorero aprendió a tejer cuando era una niña. Le enseñó su abuela, Mari Victorero. En los primeros días del estado de alarma por coronavirus, se puso manos a la obra y comenzó a hacer mascarillas de manera altruista y para regalar a sus vecinos de la calle Rivero. Pronto, sus amistades le hicieron encargos personalizados y la bola comenzó a crecer cuando se sumó a la plataforma Etsy, que engloba a artesanos que venden a través de internet. Hasta el momento, ha vendido mascarillas a varios países europeos y también a Estados Unidos. "Profesionalmente me dedico a la producción de eventos y dar apoyo y clases particulares a niños, las mascarillas me dan para ir tirando durante la pandemia", señala la artesana avilesina.

Nada más sumarse a la plataforma de venta online comenzaron a lloverle los pedidos. "Llegaron de Luxemburgo, de Austria y de Estados Unidos y en España, de Cádiz, Murcia, Sevilla...", relata la bordadora, que confecciona tres tipos de mascarillas.

Las tiene de ropa reciclada, de donaciones que le han hecho en las últimas semanas. También cuenta con otras hechas a partir de una tela ligera impermeable pintada con rotuladores especiales para textil y la tercera, estampados y otro tipo de telas. Los precios oscilan entre los diez y los veinte euros. "Tengo de tela de lentejuelas que compré en Túnez en 2001", apunta la avilesina, que cuando trabaja con su pequeña máquina de coser se mete de lleno en "El cuarto de las agujas", que es como ha denominado su "fábrica" de mascarillas artesanales instalada en un rincón del salón de su piso de la calle Las Artes. anexa a Rivero. Y trabaja con varias tallas: L, M, S y XS. Es decir, crea mascarillas para hombres, mujeres y niños.

Hasta la fecha lleva más de 150 protectores confeccionados con sus propias manos. En ocasiones también cuenta con la ayuda de amigas, sobre todo, para confeccionar las piezas con parches bordados en punto de cruz.

"El cuarto de las agujas", nombre que procede de una viñeta del dibujante argentino Quino, creador de Mafalda, cuenta con una web que le hizo un amigo y también dispone de redes sociales tales como Facebook e Instagram. Internet ha ayudado a Helena Victorero a abrir su arte en plena pandemia.

"Una mexicana que vive en Luxemburgo me encargó cuatro mascarillas con labios bordados, pero mi mejor cliente es de Virginia (Estados Unidos) que me encargó primero cuatro y más tarde, otras dos y además es muy activo en los comentarios", detalla la bordadora avilesina.

Helena Victorero echa la vista atrás y no se imaginaba la gran respuesta que están teniendo sus creaciones en forma de mascarilla y que comenzó a confeccionar con un gesto de buena vecindad. "Admito devoluciones, eso sí, después de un lavado", concluye Victorero, una mujer que agradece el aprendizaje con las agujas cuando era niña en casa de abuela Mari.

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