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La avanzadilla de la flota bonitera

"Tenemos que estar todos limpios de covid", condición de embarque

"Si no fuera por estos precios a nosotros no nos merecería la pena salir en esta primera marea", señaló el armador Fidel Álvarez Garaot al término de la subasta, con las piezas enormes en la nave amarilla de la Nueva Rula, un hervidero de trabajo en las primeras horas de la mañana: carretillas adelante y atrás. Un "cuidado" aquí y un "que voy" allá. Trabajadores, pescadores y compradores embozados tras mascarillas de todos los modelos.

Tras dos semanas y media en la mar Garaot no podía disimular su satisfacción. "Encontramos este año el bonito a 100 millas al norte de las Azores, de la isla de San Miguel", subrayó.

"Esperemos que la costera dure más que el año pasado, que nos cerraron a finales de agosto", deseó el armador avilesino. "De momento el cardumen grande de pescado está al norte de las Azores. No se sabe hacia dónde va a ir de momento. Es pronto", explicó Garaot.

La novedad de la primera marea del bonito del Norte ha sido trabajar con la seguridad de que ningún pescador pudiera quedar infectado por el coronavirus. "Antes de embarcar nos hicieron las pruebas del covid para saber fijo que no tenemos la enfermedad y para poder trabajar juntos. Estamos en un recinto muy pequeño, tenemos que estar fijos y seguros de que estamos todos limpios", reconoció. Se da la circunstancia de que el 'Berriz Amatxo' y el 'Esmeralda Tercero' y el, patroneados por los hermanos Fidel e Iván Álvarez Garaot, fueron, junto al 'Goenkale', de Enrique Zabaleta, de Bermeo, los tres barcos que el pasado año abrieron la costera. Entonces el precio de la primera tina alcanzó 330,6 euros el kilo.

Buena campaña

La cuota para esta campaña es similar a la del ejercicio pasado, que a lo largo de los meses de julio y agosto, principalmente, llegarán a los puertos del Cantábrico. El precio medio en lonja se situó el pasado ejercicio en torno a los 3,5 euros el kilo y las capturas estuvieron bastante repartidas entre los barcos que faenaban en la modalidad de cebo vivo y los que lo hacen en cacea.

Por meses, sólo durante julio del año pasado se rularon Avilés 874.197 kilos, mil más que en toda la costera anterior, que fue una de las peores que se recuerdan de los últimos ejercicios. En la penúltima venta de bonitos de la temporada, a final de agosto, se rularon 29.000 kilos que marcaron un precio medio de 3,55 euros con un máximo de 5,20. La campaña, en líneas generales, dejó buen sabor de boca, si bien es sabido que a los pescadores les gustaría faenar más tiempo.

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