José Ángel del Río murió el pasado día 28 de marzo. Había celebrado el inicio del último Antroxu en Llaranes, en su barrio de toda la vida. Lo hizo de civil -le habían sucedido como Sardino Mayor, como presidente de la asociación de padre, como fundador del Club de Cultura...-, pero también con esa sonrisa grande que exhibía tanto con las autoridades municipales como con sus camaradas de la antigua Ensidesa (fue empleado dichoso de las baterías, en proceso de demolición). Del Río se fue en plena pandemia, sin el aplauso de los suyos.
Eso se solventó ayer con el homenaje que quince colectivos del barrio y unos cuantos de fuera de él organizaron en la iglesia de Santa Bárbara y en la plaza Mayor. Allí su nieta Lucía Tudela del Río descubrió una placa que va a recordarle para siempre, pero esto sólo es el principio. Una infinidad de asociaciones reclama al Ayuntamiento de Avilés que el centro sociocultural lleve a partir de ahora su nombre.
A las seis de la tarde el párroco de Llaranes, Segundo Fernández presidió una misa funeral en honor de Del Río. La homilía corrió a cargo de José María Murias, el anterior párroco, este año celebrando su quincuagésimo aniversario como sacerdote.
La comitiva se trasladó a la plaza Mayor y allí Carmen Campo, la directora del grupo de teatro "Santa Bárbara" explicó la importancia del inquieto Del Río. También tomó la palabra la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín. Isabel del Río, la hija del fallecido, recibió un ramo de flores en nombre de los quince colectivos que le homenajearon. Entre otros, el Centro de Estudios del Alfoz de Gauzón (CEAG). Cáritas Parroquial de Llaranes, la asociación de vecinos Santa Bárbara, la Comisión de Festejos de Llaranes o Folixa d'Avilés.
