Dice el refrán que quien tuvo, retuvo. Juan Ojanguren se tuvo que lanzar al agua para rescatar a un hombre que pedía auxilio mientras se daba un baño en el arenal luanquín. Ojanguren fue socorrista en su momento y no dudó en socorrer a un bañista de unos cincuenta años el pasado domingo. "Al final estaba muy nervioso y eso le impedía respirar", señaló el rescatador. Todo ocurrió sobre las 11.00 horas y la gesta también incluye una reclamación: la presencia de socorristas en la playa de Luanco dada la alta cantidad de bañistas registrados en los últimos días "aunque sea un retén formado por dos" profesionales de salvamento.

Ojanguren es uno de los habituales nadadores de la playa. El domingo acudió por la mañana. Aún se estaba enfundando su neopreno cuando desde La Ramblona comenzó a escuchar que un "señor estaba solo, levantaba las manos y pedía auxilio". Fue entonces cuando pidió ayuda a una persona para acabar de abrocharse la funda y, sin dudarlo, se lanzó al agua. "Le remolqué y le llevé a la playa, estaba nervioso y eso le impedía respirar. Luego me dijo que era la primera vez que se tiraba a nadar", relató el exsocorrista luanquín, que abundó además que "en ese momento debía haber unas veinte personas nadando". Para socorrerle, Ojanguren confesó: "me ayudó el hecho de haber sido socorrista",

Esta situación llevó al rescatador a reflexionar sobre la necesidad de contar con personal de salvamento durante más meses que en la actualidad. "Igual que no se puede recortar en Sanidad, tampoco en salvar vidas en las playas", recalcó el improvisado rescatador, que comprende que no es necesario contar con toda la plantilla de socorristas en todas los arenales "pero sí con un retén de dos personas para garantizar la seguridad en las playas".

Ojanguren señaló que la playa de Luanco "suele ser un plato", un arenal que apenas supone serias dificultades por su ubicación en una ensenada, sin embargo, "hay corrientes y sino se conocen pueden resultar un peligro". Para el rescate del domingo, a Juan Ojanguren le sirvió ser uno de los habituales en el arenal y también haberse dedicado al socorrismo playero. "Me ayudó también que a esa hora había marea baja y nos permitió llegar antes al arenal", comenta el nadador que salvó la vida de una persona "que llevaba unos treinta segundos en el mar pidiendo auxilio".