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Los pediatras alertan de mayor obesidad infantil como efecto del confinamiento

Los expertos consideran, en base a un estudio de ámbito nacional, que el 40 por ciento de los niños de entre 3 y 8 años sufre sobrepeso

Una niña en un comedor escolar. LNE

Los efectos secundarios del confinamiento en casa pueden ser peores en los niños que en los adultos, porque los primeros no son una versión "en pequeño" de los segundos, sino seres humanos en desarrollo. Así lo consideran lo pediatras, que han advertido ya de un aumento de la obesidad infantil como efecto de la cuarentena: "Puede relacionarse con la disminución de la actividad física. En adultos también tenemos la misma impresión, pero, al igual que pasa con los niños, faltan estudios que corroboren esta apreciación", explica el pediatra avilesino José Ignacio Pérez Candás, presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria. Las previsiones de los expertos no son muy halagüeñas. Se basan, sobre todo, en estudios previos que evidencian un incremento del peso corporal de los niños durante el periodo de vacaciones estival en un año convencional, atribuible a los cambios que se producen en verano en comparación a los hábitos durante el curso escolar.

La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) estimó un incremento medio cercano al 5 por ciento en el peso de los niños y adolescentes tras el confinamiento por el coronavirus: "La situación de confinamiento ha cambiado de manera importante el estilo de vida, la actividad escolar, la actividad social y, con frecuencia, los hábitos alimentarios, todo ello con un impacto directo sobre la salud. Los niños y los jóvenes tienen un riesgo especialmente elevado de modificar negativamente su alimentación durante el periodo de confinamiento debido a la actual pandemia de coronavirus", alertaron.

Avilés partía antes de que se decretara el estado de alarma de una situación relativamente desfavorable en lo que obesidad se refiere, y no solo entre la población pediátrica. En números: tres de cada diez avilesinos abusaban de la comida rápida y los refrescos con azúcar, de acuerdo a los datos extraídos del ranking del Observatorio de la Salud en Asturias correspondientes a 2019. Avilés era hace un año la primera ciudad que más "comida basura" consumía. Por concejos solo le adelantaba, y por muy poco, Carreño. Castrillón iba a rueda: el 26 por ciento de los vecinos confesaba consumir con frecuencia hamburguesas, pizzas y otros platos elaborados con productos "que facilitan la aparición de algunas patologías o procesos altamente prevalentes como la obesidad, la hipertensión, enfermedad cerebrovascular y cardiovascular".

Ahora, tras las semanas más duras de confinamiento, los pediatras y los médicos de familia temen que despunten las enfermedades asociadas a la obesidad como, por ejemplo, la diabetes. Sus argumentos los avala el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), que se han publicado recientemente en Revista Española de Cardiología (REC), principal cabecera de REC Publications, la familia de publicaciones científicas de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). En este informe destaca que el 34% de la población española de entre 3 y 24 años tiene sobrepeso u obesidad, cifra que asciende hasta casi el 40% en el caso de los niños de entre 3 y 8 años.

Por sexos, el 39,2 por ciento de los chicos de entre 3 y 24 años presenta sobrepeso u obesidad frente al 28,4 por ciento de las chicas de esa misma edad. "También hemos observado una elevada frecuencia de obesidad abdominal en los niños y jóvenes españoles, que estimamos en niveles próximos al 30 por ciento, siendo mayor en los varones y alcanzando hasta el 70 por ciento entre aquellos tipificados como obesos", explica el médico Javier Aranceta, principal autor del estudio.

Las conclusiones de la investigación indican que la obesidad en población menor de 25 años ha continuado aumentando en los últimos 30 años, pasando del 3 por ciento en el estudio Paidos en 1984 al 6,2 por ciento en el estudio Enkid del año 1998 y al 10,3 por ciento en el estudio ENPE que acaba de salir a la luz. En el momento actual, en base a los criterios del estudio COSI de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de obesidad infantil y juvenil en España es de las más altas de Europa, posicionándose en primer lugar Grecia (18%), seguida de Italia (15,2%) y, en tercer lugar, España (14,2%).

Para Aranceta, estos datos ponen de manifiesto la "necesidad de reforzar los sistemas de vigilancia y estrategias preventivas". Y es que la obesidad en niños y adolescentes puede acarrear importantes problemas de salud (física y emocional) tanto en estas etapas iniciales de su vida, como en la edad adulta.

"El sobrepeso y la obesidad en la niñez se asocian con mayor probabilidad de ser adultos obesos y con mayor riesgo de sufrir enfermedades no transmisibles, como pueden ser la diabetes mellitus tipo 2, la enfermedad cardiovascular o algunos tipos de cáncer entre otras alteraciones", explica el especialista, que agrega: "La adiposidad central en la edad pediátrica se asocia también con mayor riesgo cardiometabólico". Los especialistas insisten en la necesidad de frenar el riesgo cardiovascular desde la infancia.

Los pediatras avilesinos no viven ajenos a esta realidad, aunque carecen por el momento de estudios tan detallados como el de la Sociedad Española de Cardiología. Recomiendan a las familias que los pequeños retomen el ejercicio físico, especialmente ahora que los niños ya pueden salir a la calle. Diversas organizaciones, entre ellas la Asociación Española de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud, aconsejan realizar actividad física moderada o intensa durante al menos 60 minutos diarios. A esto, los especialistas suman una alimentación equilibrada. Más aún, los expertos de la región ligados a la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria defendieron ya en 2016 los beneficios de los productos ecológicos en un estudio sobre obesidad infantil. Los médicos destacaron entonces que los alimentos ecológicos tienen entre un 19 y un 69 por ciento más de antioxidantes que los tradicionales y, en este sentido, certificaron que tomar dos raciones de fruta o verduras ecológicas equivale, en cuanto a los beneficios que aporta, a tomar cinco raciones de fruta y verdura no ecológica. Y todo para frenar la obesidad, que se perfila como la nueva epidemia del siglo.

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