Manuel Gutiérrez suele salir a caminar todas las mañanas por el Ferrera con su nieto homónimo. Ayer cambió los planes para la primera hora de la tarde porque "es un día especial", dijo. "El crío me lleva dando la paliza varias semanas preguntándome por qué no abren los parques y yo le decía que era para que los niños no pillaran el 'bicho'. Con precaución, como lo hacemos con gel y mascarilla, no hay problema", comentó el abuelo mientras su nieto correteaba para subirse en todo lo que pudiera.
Ahora, las zonas de esparcimiento para pequeños ya tienen otro color. Cuentan con la sonrisa de los niños que solo quieren disfrutar que sustituye a unos espacios de ocio "tristes" y balizados para prevenir una fuente más de contagio de coronavirus. Los abuelos y progenitores están felices de ver a sus descendientes disfrutar como lo hacían antes de que la pandemia cambiara los planes de una sociedad que se pasó buena parte de la primavera encerrada en casa a cuenta de la emergencia sanitaria.