Andrés Garrido, tenía 40 años, vivía en Pravia y todo el mundo en su villa le recuerda como "muy buen trabajador, formal y responsable". Estaba casado y tenía un hijo de once años. La muerte le sobrevino a primera hora de la tarde en el entorno que mejor conocía: el trabajo de la madera. Le cayó encima una roca de grandes dimensiones en una zona forestal de la localidad de Nuña, en la parroquia de Cancienes, donde estaba desplazado con su empresa. El cadáver tuvo que ser liberado por efectivos de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA). Para ello, emplearon una cincha y una pala y tan solo hallaron el cuerpo sin vida del trabajador. Posteriormente, instalaron un sistema de poleas y con la camilla nido lo izaron hasta una pista forestal anexa, donde estaba trabajando una máquina excavadora.

Nada más llegar al lugar de los hechos, el equipo médico de la UVI móvil desplazado a la zona de El Campón, situada en la parte superior del cementerio municipal de Nuña, solo pudo confirmar el fallecimiento del trabajador. Las labores que la empresa maderera en la que trabajaba Andrés Garrido se centraban en la tala de árboles y en habilitar un acceso para que los camiones pudieran transportar la madera a la carretera para después llevarla a su destino final.

El suceso ocurrió sobre las 15.00 horas. En la llamada que alertó del accidente mortal indicaron que un trabajador había resultado herido tras caerle una piedra de gran tamaño, que estimaron que pesaba unas dos toneladas. Señalaron además que el trabajador estaba atrapado. También explicaron que desde el lugar del accidente hasta la pista forestal había unos cien metros de distancia y que se trataba de una zona de difícil acceso. Fue entonces cuando el Servicio de Emergencias movilizó a los Bomberos del parque de Avilés y al SAMU que envió la UVI-móvil del Hospital San Agustín y solicitó la intervención del helicóptero medicalizado de Bomberos de Asturias, que finalmente no llegó a intervenir y tuvo que anular su activación en pleno vuelo, después de que el médico de la UVI certificara el fallecimiento.

La Policía Local de Corvera se trasladó a la zona y la Guardia Civil fue la encargada de realizar los trámites para proceder al levantamiento del cadáver. El médico forense efectuó el levantamiento del cadáver a las 17.05 horas para posteriormente ser trasladado hasta al Instituto de Medicina Legal de Asturias (Oviedo) para practicarle la autopsia y determinar la causa final del fallecimiento.

Nada más conocerse el trágico suceso, Comisiones Obreras pidió que "no haya ninguna relajación en las medidas de seguridad". "Ante todo se debe garantizar la protección y el cumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales. Normativa que cumple cuarto de siglo, pero que de poco sirve con incumplimientos generalizados", concluyeron desde el sindicato.