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La Soledad prevé recuperar las visitas de peregrinos al Lignum Crucis

La cofradía custodia la reliquia en la iglesia nueva de Sabugo, por donde pasan cada mes unos ochenta caminantes hacia Santiago

Una misa de exaltación, con la astilla en primer término.

La iglesia de Santo Tomás de Cantorbery esconde un pequeño tesoro: en el 2017, la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Vera Cruz de Avilés decidió que la astilla de la madera de la Cruz en la murió Jesús y que custodia desde 1955 debía estar expuesta al público de forma permanente, más allá de los Viernes Santo cuando se sacaba en procesión y cada 14 de septiembre. Tras meses de trabajo se logró. Y el éxito fue rotundo: "Desde el principio se promovió la vinculación de esta astilla, parte de la Santa Vera Cruz, con el Camino de Santiago, mediante la promoción de una serie de iniciativas, como la apertura de la iglesia desde las 8 de la mañana a las 8 de la tarde, la celebración diaria de la Misa del Peregrino a las 19.30 horas o la creación de un sello específico que sirve como credencial para los peregrinos", explicó ayer Manuel Espada, de la citada Cofradía.

Con el coronavirus, el proyecto de visitas quedó, como tantos otros, aparcado. Pero la intención de la Soledad y la Santa Vera Cruz es retomar las visitas de los peregrinos a la astilla del Lignum Crucis próximamente. "Las únicas restricciones son las dictadas por la parroquia a raíz de las disposiciones del Arzobispado", apuntó Espada.

La hermandad puso en manos de un ebanista, Paco Cueva, la construcción de una hornacina de madera de castaño, que está instalada en la capilla de La Soledad, junto a la imagen de la Virgen. Además la reliquia está protegida con un cristal blindado para evitar sorpresas desagradables. La astilla que conserva la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Vera Cruz de Avilés es, pues, una especie de tesoro que veneran decenas de avilesinos y también muchos peregrinos, aunque el número de personas que pasan por el templo de Sabugo es sensiblemente inferior al que registra mensualmente el albergue de caminantes ubicado en la avenida de Cervantes, que supera los 5.000 peregrinos al año.

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