El acusado de haberse desecho de tres cajas llenas de medicamentos no se ha presentado esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Avilés que le había citado para la vista que, en todo caso, terminó celebrándose "dada la pena pedida por la Fiscalía", en palabras del magistrado titular.

La Fiscalía aseguró que el acusado se deshizo de tres cajas de medicamentos en el mes de marzo de 2018 en el concejo de Navia. Lo pudo hacer porque el hombre era repartidor en aquellos días -entre los días 5 y 12 de ese mes- para una empresa que, a su vez, trabajaba para una distribuidora mayor.

Según declaró su exjefa: el hombre tenía que ir al polígono de Silvota a recoger los paquetes que tenía que repartir en aquella jornada. "Era un viernes; me avisaron de lo que había hecho el lunes siguiente", apuntó. Explicó el método de trabajo: el mensajero llevaba un paquete a su destino, allí le firmaban la recepción. A preguntas de la abogada defensora, la exjefa del acusado reconoció que ellos no habían echado de menos los paquetes perdidos hasta tiempo después. Y a esta información fue a la que se amarró la abogada para poner en duda que hubiera sido el acusado quien tirara los paquetes. "En la empresa había más de un trabajador", apuntó la letrada.

Una agente de la Policía Local participó en la vista en calidad de testigo: "Hacíamos la ronda antes de guardar el coche por la noche cuando un vecino nos paró y nos enseñó los paquetes que había recogido". La agente dijo no recordar si eran tres o cuatro. "Los tenía en un bajo. Imagino que los recogió del contenedor. No dijo que hubiera visto a nadie tirarlos". añadió. Lo que hicieron los policías fue llamar al San Agustín porque en las cajas venía el centro médico como destinatario. "Ellos tomaron nota".

La exjefa dijo que el acusado reconoció vía Whattsapp que se había desecho de los paquetes. La defensa puso en duda que eso hubiera sido así. Pese a ello, la Fiscalía elevó a definitivas sus conclusiones, es decir, que el repartidor tiró en Navia las cajas, que el precio de esos medicamentos superaban los 13.000 euros y que "al haberse roto la cadena de frío" los medicamentos no eran recuperables. La defensa señaló "la falta de pruebas" y, en consecuencia, en virtud del principio "in dubio pro reo" (en caso de duda, a favor del reo) era preciso absolver al repartidor.