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Reclaman al Principado que la quinta de Pedregal sea "lugar de la memoria"

La Plataforma por los Servicios Públicos defiende la compra de la casa, que es propiedad de Melca: "Debe ser el museo de la memoria"

La quinta de Pedregal, desde la calle de La Cámara. MARA VILLAMUZA

La Plataforma por los Servicios Públicos va a solicitar este próximo lunes que el Principado incluya la quinta de Pedregal, en Avilés, en el catálogo de los "lugares de la memoria". Esto significa, que el colectivo ciudadano quiere protección especial para el palacete que levantó el político reformista a comienzos del siglo pasado y que sirvió como centro de tortura de republicanos después de la toma de Avilés por los nacionales. "Estamos preparando el documento que vamos a presentar ante la dirección general de Memoria Democrática. Queremos que la quinta se convierta en un museo para la memoria, pero no solo de Avilés o Asturias, de todo el país. No existe aún ningún centro de interpretación de este tipo", se lamentó Pablo Castañón, uno de los miembros del colectivo ciudadano.

No es la primera vez que la Plataforma defiende que la casa de José Manuel Pedregal tenga usos públicos (la última vez, en 2017). "Esta petición es fundamental para que no se olvide los centenares de víctimas que pasaron por ese centro de represión en los primeros días de la toma de Avilés", apuntó. "Para septiembre estamos preparando unas jornadas en las que explicaremos qué pasó en esa casa y por qué es necesario que el Estado se haga cargo de ella para estos fines", añadió Castañón.

Según indica la ley de Memoria Democrática -que es del año pasado-, un "lugar de la memoria" es "aquel espacio, inmueble o paraje en el que se hayan desarrollado hechos relevantes por su significación histórica, simbólica o por su repercusión en la memoria colectiva, vinculados con la lucha del pueblo asturiano por sus derechos y libertades democráticas, y también con la represión y violencia sobre la población a lo largo de la Guerra Civil o de la Dictadura franquista, así como con la resistencia popular y el sostenimiento de los valores democráticos".

La casa de Pedregal la ha estudiado el profesor e historiador Pablo Martínez Corral, que es autor de la monografía "Memoria y olvido en la quinta de Pedregal". Explica en esas páginas: "En 1937 era una enorme extensión, en parte arbolada, y rodeada por un gran muro de piedra. Los propietarios, una familia perteneciente a la alta burguesía regional, se encontraban durante la Guerra en Madrid. La finca fue ocupada durante el verano de 1936 por las juventudes anarquistas, sirviendo de casa de refugiados desde octubre de 1937. Además, en agosto de 1937 el ayuntamiento de Avilés fue bombardeado por la aviación sublevada, trasladándose entonces el ayuntamiento a la quinta. La primera sesión que las autoridades sublevadas realizan en Avilés es del 4 de noviembre de 1937 y se realiza en la quinta Pedregal, explicándose en el acta que es a causa de la destrucción de la casa consistorial durante los bombardeos que el ejército sublevado realiza sobre Avilés", apunta.

La casa fue luego sede de Falange, cuartel de la Guardia Civil y centro de tortura. Esto último lo recordaron muchas de las víctimas. "Tenemos también con muchos testimonios orales sobre lo que pasó en su interior. Han pasado muchos años y la memoria no se puede disipar", apostilla Pablo Castañón.

La casa fue adquirida por el empresario José Luis García Arias a los herededos de Pedregal a mediados de los años ochenta. Parte de los herederos la ha puesto a la venta (hace tres años), ha intentado desahuciar a su inquilino y ahora ha decidido subastar su interior.

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