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Las fotos asturianas de Ruth Anderson se exponen en el Marítimo

El coronavirus obliga a suprimir las audioguías, a las que se puede acceder ahora con el móvil

La Asturias que retrató la fotógrafa estadounidense Ruth Anderson podrá contemplarse desde mañana en el Museo Marítimo de Asturias de Luanco. Las instantáneas tomadas en 1925 en Asturias por Anderson por encargo de la Hispanic Society of America y que se custodian en el Museo del Pueblo de Asturias pueden verse desde mañana en la muestra "Imágenes de una Asturias que ya no existe". Se trata de un recorrido fotográfico por algunas villas costeras como Cudillero, Ribadesella o Llanes y otras del interior de Asturias, que reflejan la vida cotidiana hace ahora casi cien años.

Ruth Anderson nació en el estado norteamericano de en Nebraska en 1893 y falleció en Nueva York en 1983. Por encargo de la Hispanic Society of America, en 1925 se embarcó en un viaje por Asturias que la llevó a Luarca, Oviedo, Pola de Lena, Gijón, Avilés, Muros de Nalón, Cudillero, Pravia, Fuente Santa de Nava, Llanes, Cangas de Onís, Abamia, Labra, Villanueva, Covadonga, Villaviciosa, Salas, Cangas del Narcea, Tineo, Navia, Parres, Celorio, entre otras localidades. También visitó Galicia. La exposición, que se inaugura mañana a las 13.00 horas en el Marítimo luanquín, puede visitarse en el horario de apertura del Museo: de 11.00 a 14.00 y de 17.30 a 20.30 horas.

El centro se ha adaptado a las normas sanitarias a las que obliga el coronavirus, según señaló el director del complejo, José Ramón García. "Con el objeto de evitar todo riesgo de contagio en la manipulación de objetos comunes, se ha suprimido el uso de audioguías, que venía gozando de notable aceptación por el público", explicó. En el Museo se ha habilitado un sistema por el que cualquier ciudadano puede tener acceso a las autoguías gratuitamente. Con el teléfono móvil se puede acceder a un navegador en la dirección audioguia.luanco.as que facilita los mismos servicios informativos que las audioguía, pero de forma más sencilla. De este modo, cada visitante puede recorrer el Museo a su ritmo, deteniéndose en lo que más le interese y escuchando la locución cuantas veces quiera.

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