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"O se quitan servicios deficitarios o se inyecta dinero, no hay más solución", avisa la UGT

Pasajeros, ayer, dentro de un autobús de la CTEA. MARA VILLAMUZA

La adjudicataria del servicio de transporte público en la comarca avilesina, la Compañía del Tranvía Eléctrico de Avilés (CTEA), es deficitaria; como este periódico publicó días atrás, los populares "autobuses azules" pierden 32 céntimos por cada kilómetro que recorren. Esto lo sabe el medio centenar de trabajadores que queda en la plantilla, cada vez más exigua al haber sido amortizados en los últimos años puestos considerados "prescindibles" (varios de índole administrativa, otros cuantos más en el taller mecánico y algunos que estaban asignados a servicios susceptibles de ser subcontratados).

Que el cobro de la nómina y el futuro de los empleos dependa de una empresa que pierde dinero no es plato de gusto y por eso los representantes sindicales de los trabajadores, al menos los de la UGT, han encendido las alarmas y se suman al coro de voces que reclama la toma de medidas para evitar el descalabro definitivo de la CTEA. Fuentes de la sección sindical de la UGT en la empresa de los buses públicos plantean que sólo hay dos posibles soluciones para escapar de la perversa espiral en la que se hunde cada año un poco más la compañía: "O se prescinde de las líneas deficitarias para centrarse en las rentables o se pone más dinero para financiar la prestación del servicio en sus actuales términos". Al margen de esas medidas "de impacto", desde la UGT defienden la necesidad de abordar "un proceso ambicioso de reordenación integral del servicio, que se presta conforme a unos parámetros obsoletos y tercermundistas".

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