Infringir la normativa sobre el uso obligatorio de mascarilla en la vía pública tiene consecuencias en Avilés, como así demuestra el aluvión de denuncias nocturnas puestas por la Policía Local. Los agentes municipales de Avilés tramitaron la noche del sábado 101 actas de denuncia por este motivo, la mayoría a jóvenes. Como ya ocurrió el viernes, fue una noche de intensa movimiento de personas y la Policía Local extremó la atención y vigilancia en los "puntos calientes".

El turno de noche de la Policía Local de Avilés estuvo formado por once agentes: siete de turno ordinario y cuatro de refuerzo. Además de las sanciones por incumplimiento del uso de mascarillas, las patrullas levantaron tres actas de denuncia a establecimientos de ocio nocturno en El Carbayedo y Sabugo tras detectar que buena parte de su clientela estaba haciendo uso del local a modo de pista de baile, mayoritariamente sin uso de mascarillas y ocasionando una congregación de personas en sus accesos.

Los agentes también realizaron tres apercibimientos por consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública (concretamente en los parques de El Muelle y El Carbayedo), denunciaron a un local del Carbayedo por no respetar el horario (infracción a la Ley de Espectáculos Públicos) y a otro del mismo barrio por ocupar su terraza más del espacio delimitado (infracción a la Ordenanza de terrazas).

Entre las actuaciones de la Policía Local en la noche del sábado se encuentran también las siguientes denuncias: dos por incumplir la Ordenanza de residuos, una por la Ley de zonas verdes, una por alcoholemia en vía administrativa, otra al propietario de un vehículo por haber realizado en el mismo una reforma de importancia, una al conductor de un ciclomotor por no tener suscrito seguro de responsabilidad civil, dos por circular pese a no tener permiso y otros tres por incumplimientos del Reglamento de Circulación de otra índole.

Los agentes, además, instruyeron diligencias de madrugada por un delito contra la seguridad vial a un avilesino de 27 años que circulaba por la plaza del Vaticano con un ciclomotor que simulaba ser un vehículo de movilidad personal pese a no tener permiso de conducir.

El inusual despliegue policial de la noche del sábado fue muy comentado por las personas que salieron a cenar o a tomar una copa ya que la notoria presencia de tantos agentes de servicio no pasó desapercibida; en líneas generales, el celo policial mereció el elogio de hosteleros y ciudadanos.