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RAÚL ORTIZ DE LEJARAZU | VIRÓLOGO, ESPECIALISTA EN EL HOSPITAL CLÍNICO DE VALLADOLID

"La lucha contra las enfermedades infecciosas resulta ser una carrera de fondo"

"Uno no se infecta del nuevo coronavirus por lo que hace, por ir, por ejemplo, a una segunda residencia, sino por cómo lo hace"

Montoro, en una visita anterior a La Granda. RICARDO SOLÍS

Raúl Ortiz de Lejarazu es virólogo, consejero científico y director emérito del Centro Nacional de Gripe de Valladolid encuadrado en la red GISRS de la OMS. Doctor en Medicina y Cirugía, especialista en Microbiología y Parasitología, así como en Medicina Preventiva y Salud Pública. Fue hasta el año pasado jefe del servicio de Microbiología e Inmunología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Sus áreas de interés incluyen la gripe e infecciones víricas respiratorias y otros virus, vacunas e infecciones emergentes. Ayer participó en el primer curso de este verano de La Granda que dirige el también doctor César Nombela y que lleva por título "Pandemia covid-19: la gestión de una emergencia sanitaria global".

- Llevamos ya unos meses batallando contra la nuevo coronavirus. ¿Qué se conoce de él?

-Tenemos bastantes certezas y también muchas incertidumbres. Sabemos mucho de la estructura del virus, de su composición, de sus proteínas y de su ciclo de replicación. Sabemos también como está evolucionando y cómo está mutando. Sabemos muchas cosas. Pero no sabemos qué repercusión tendrá eso, por ejemplo, de cara a las futuras vacunas y qué sucederá cuando la población tenga lo que se llama la inmunidad colectiva. No sabemos el origen pero sí sabemos que ha tenido lugar en los animales y hay dos virus muy parecidos, el del murciélago de herradura y el del pangolín. Evidentemente no sabemos si hay potencial, y probablemente lo haya, para otras apariciones de coronavirus. Hay también certezas en que el mecanismo de transmisión no ha cambiado: lo que se dice del aire si tiene alguna transcendencia es mínima, no hay ningún hecho probado, han sido solo experimentos en modelos. O sea, la transmisión es por aglomeraciones de gente donde no se puede mantener la distancia interpersonal y dónde no se usa la mascarilla y donde las mínimas normas de precaución desaparecen. En un sitio donde está la música alta hay más probabilidad de hablar más alto, de gritar, y de expulsar más gotas.

- ¿El virus ha venido para quedarse?

-Las mayores incertidumbres son en relación con lo que va a pasar. Hasta ahora los escenarios que se habían dibujado se han cumplido y es probable que podamos tener otra honda u otras hondas distintas, y es lo que hay que vigilar para que sean lo menos grandes posibles. Lo que la gente tiene que saber es que el virus va a estar un tiempo con nosotros. No es real esa sensación que se ha dado a la ciudadanía de que el virus iba a desaparecer y se iba a ir de vacaciones. No se ha ido, y tampoco se irá en invierno ni la primavera que viene. El virus va estar con nosotros durante un periodo de tiempo largo, al menos dos años.

- ¿No habrá antes una vacuna?

-Para que una vacuna tenga un impacto fundamental en un virus tiene que tener dos cualidades aparte de la seguridad, y es que sea entre el 95 o 100 por ciento eficaz y que sea esterilizante, es decir, que no permita que haya portadores. Y esto todavía no lo sabemos de ninguno de los ensayos de vacuna que se han hecho. Hasta que no tengamos respuesta esos interrogantes habrá que cambiar nuestras rutinas y recordar a la gente que este no es una carrera de velocidad. Las luchas contra las enfermedades infecciosas siempre son carreras de fondo.

- ¿Es casualidad, o los rebrotes se están dando en lugares donde la encuesta serológica detectó menos casos de infección como, por ejemplo, Asturias?

-Es una regla general. Hay muchas personas que han dicho: aquí como no ha habido muchos infectados y la encuesta serológica es baja, no hay virus. Pues no. Si uno ve donde están ocurriendo los rebrotes, salvo Barcelona en este caso, son zonas donde ocurren rebrotes más violentos, no sólo porque tuvieran pocos casos si no porque el virus se ha introducido por el tipo de contactos y fiestas que ha habido, por el tipo de trabajadores que han llegado temporales y cómo han estado alojados.. Uno no se infecta por lo que hace, uno no se infecta por cambiar a una segunda vivienda... Es decir, uno no se infecta por lo que hace sino por cómo lo hace. Uno puede hacer vida normal si se lava las manos, mantiene distancia y lleva mascarilla. Con estas tres cosas una persona normal, que no sea sanitario, por ejemplo, es difícil que se contagie.

- Se han pedido test masivos. ¿Con más test, la pandemia habría sido menos pandemia?

Test masivos es una frase adorable, una frase tan bonita como carga viral. Cuando se habla de test masivos se habla de aumentar los test, pero no de hacerlos a todo el mundo, eso es una barbaridad, entraríamos en el día de la marmota: al día siguiente habría que hacerlos de nuevo y al tercero repetirlos. Cuando se habla de test masivos se habla de ampliarlos y hacérselos a todos aquellos que necesitan que se le s haga. Eso nos lleva de camino a los rastreadores: unas personas que localizan a otras.

- Ahora hay bastantes casos ligados a fiestas.

-Yo lo que echo de menos es una aplicación móvil que se use para registrarse a la entrada de una discoteca. Estoy seguro que todo el mundo lo aceptaría, igual que se aceptan los "cookies" al navegar por Internet.

- ¿Qué nota le pone al Gobierno de España en la gestión de la pandemia?

-Yo soy virólogo y para opinar sobre el gobierno creo que nos sobran políticos en el país de todas las tendencias. España ha sufrido uno de los confinamientos más duros, quizá con uno menos duro se habría conseguido lo mismo. No conozco otro país en el que los niños hayan estado encerrados tres meses en casa sin salir, en los que el deporte individual haya sido perseguido con saña... Creo que eso no volverá. Además no tiene sentido, es una parálisis de un motor económico. Debemos aprender a convivir con el virus. Nuestra vida no es igual. Para volver a la rutina que todos queremos pasará un tiempo, y en este tiempo tendremos que cambiar nuestra manera de comportarnos.

- ¿Estamos ante un escenario catastrófico de nuevos virus?

-Nos enfrentamos a mundo cada vez más global. La capacidad de comunicación entre las distintas naciones es mucho mayor y los hombres, me refiero a los Sapiens, han entrado en nichos ecológicos que antes no entraban. Eso hace que la comunicación entre animales y hombres sea muchísimo mayor y ocasiona que el riesgo de tener enfermedades que en principio son zoonosis se acaben convirtiendo en antropozoonosis como el nuevo coronavirus. Lo hemos visto con la alerta internacional del ébola, H5N1, H7N7, con el zika... Entonces hay que extremar la vigilancia animal, la vigilancia veterinaria y tenemos que regular mucho los aspectos de mercado y comercio de animales. Pero no hay que mirarlo desde un punto de vista catastrófico sino desde un punto de vista científico.

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