La honrilla de ser los últimos pescadores en vender bonito en la presente costera correspondió, ayer, a los tripulantes de los barcos "Siempre San Pablo" y "Playa de Luarca". Y si el precio al que cotizó el producto no alcanzó a ser, ni de lejos, tan alto como los 350,60 euros pagados por cada kilo de los "campanos del mar" (nombre popular que se da a los primeros bonitos traídos a puerto, normalmente a primeros de junio), tampoco fue moco pavo: por los bonitos grandes se pagaron entre 5,03 y 7,58 euros; por los medianos, entre, 3,60 y 5,49 euros; y por los pequeños o "monos", entre 2,60 y 3,79 euros. El precio medio de toda la costera fue de 3,95 euros.
La razón de que el "Siempre San Pablo" y el "Playa de Luarca" pudieran vender ayer sus capturas de bonito pese a que la campaña finalizó oficialmente a las cero horas del pasado miércoles es que se hallaban faenando en aguas del suroeste de Irlanda y emplearon tres días en regresar al puerto de Avilés, donde descargaron. La travesía de retorno a casa se ralentizó por las malas condiciones de la mar. La Secretaría General de Pesca autoriza expresamente la venta de los túnidos pescados con antelación al cierre oficial de la costera días después de la paralización de la actividad, en el entendido de que los barcos que están en la mar deben emplear varios días en volver a puerto.
