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JUAN ANTONIO MARTÍNEZ CAMINO | OBISPO AUXILIAR DE MADRID

"La ciencia y la técnica pueden ayudar a crear un mundo fraterno, y también lo contrario"

"Ahora no se cuenta con Dios en la plaza pública, sino con un gran actor supuestamente omnipotente que es la humanidad"

Juan Antonio Martínez Camino, ayer, en La Granda. RICARDO SOLÍS

El obispo auxiliar de Madrid, el asturiano Juan Antonio Martínez Camino (Marcenado, Siero, 1953), es el director del seminario "La pandemia global de 2020: ¿Para un cambio de época? Lecciones filosóficas y teológicas", que se inauguró ayer por la tarde y que se despide mañana por la mañana con la presencia de Mauro-Giuseppe Lepori, abad general de la Orden del Císter. Este seminario celebra su quinta edición y sirve para cerrar un mes de intensa actividad en el edificio residencial que la multinacional Arcelor posee en el municipio de Gozón. Martínez Camino habla con LA NUEVA ESPAÑA en la biblioteca del palacete.

- Habiendo pandemia, ¿es lícito preguntarse si también hay Dios?

-Por supuesto. El ser humano, que es un ser inteligente y libre, se puede preguntar si puede haber Dios si las cosas van tan mal. Lo que hay que preguntar: ¿Hay ser humano? Ha habido muchas pandemias a lo largo de la historia y esta actual es de realización humana: es el mundo globalizado. Para ir al grano: si existe el mal y la injusticia, ¿puede haber Dios? Pues menos mal que hay Dios porque, si no, quién lo iba a arreglar.

- ¿Cuál es la actitud diferente de la Iglesia a esta pandemia con respecto de otras anteriores?

-Hay que hablar de la actitud de la Iglesia, pero también de la humanidad. En los años de las pestes había una fe religiosa generalizada, fuera cristiana, fuera pagana. Y la gente pensaba que los males irremediables tenían un remedio por el poder de Dios. La peste bubónica, la lepra, no ponía en cuestión la fe en Dios. Al revés. Al revés. Estamos en otro contexto cultural: ahora no se cuenta con Dios en la plaza pública, se cuenta con un gran actor supuestamente omnipotente que es la humanidad, que con su saber o su hacer, si no ahora mismo, lo va a solucionar todo. Es lo que se llama la ideología del progreso.

- Cuénteme.

-El progreso se ha convertido en una especie de sustituto de la divinidad. Por eso hay una crisis de fe tan grande: esta es la razón primera.

- O sea, el progreso se ha deificado.

-El progreso se ha convertido en un ídolo y esto es un nuevo paganismo.

- ¿Cómo el buey Apis?

-Sí. Hasta el siglo XVI, que es cuando empieza el desarrollo de la cultura puramente mundana, los paganos adoraban las fuerzas de la naturaleza. El buey Apis simbolizaba la fuerza indomable de la naturaleza representada en un toro. Los dioses del panteón griego eran también la representación de la naturaleza. Gracias a Dios, comienza un desarrollo intelectual en Occidente. Esto comenzó, más o menos, con el Descubrimiento de América. Entonces el mundo empieza a ser global y Colón traspasa el límite que los antiguos pensaban que habían impuesto los dioses: el estrecho de Gibraltar. Entonces, el hombre dejó de estrellarse con el monte Purgatorio. Colón descubre otro continente y Magallanes dio la vuelta al mundo. Pensaron que no había límite a la Tierra: es una, investigable y factible para nosotros. Después de la Tierra, el cielo: tampoco hay un cielo empíreo donde viven los dioses porque con los nuevos instrumentos descubren que igual que la Tierra es accesible al ser humano, también lo es el cosmos. Así es que el ser humano se emborracha con los grandes éxitos de la ciencia aplicados a la técnica y el mundo no es ya adorable porque el mundo entero es nuestro: lo tenemos en la mano y lo hacemos nosotros. Y hemos hecho un mundo global. ¿Y quién es el dios? No Apis, no Apis, sino el Hombre Técnico. Y este el nuevo paganismo en el que ahora nos encontramos.

- Pero el cristianismo es una religión global.

-La Iglesia está contenta con que haya un mundo global. Y con la ciencia y con la técnica. La Iglesia no sólo está contenta con la ciencia y con la técnica, sino que no se explican sin la Iglesia. De hecho, nacieron en Europa, en la universidad creada por la Iglesia. ¿Por qué? Porque a diferencia de los que adoraban a la Naturaleza y pensaban que era divina y había que respetarla, nosotros siempre sabemos -los judíos y los cristianos- que el mundo entero es obra de Dios, que lo ha puesto a nuestro servicio para que lo estudiemos y lo dominemos, no para que lo destruyamos. Este es el origen de la ciencia y de la técnica. Es objetivo de la Iglesia es que toda la humanidad sea una, una humanidad fraterna. La ciencia y la técnica pueden contribuir a ello, pero también puede contribuir a todo lo contrario. La ciencia sin Dios, autodivinizada, es destructiva.

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