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El kiosco de Doctor Carreño baja la persiana

Ana Peláez y Esteban Alvaré se jubilan tras 32 años vendiendo periódicos en Salinas y lamentan no poder traspasar el negocio

Esteban Alvaré y Ana Peláez, en el kiosco de Salinas. MARA VILLAMUZA

Ana Peláez Morán y Esteban Alvaré Blanco se jubilan y cierran el histórico kiosco de Salinas en el que llevan más de 30 años vendiendo periódicos y revistas. "Llevamos 32 años con este kiosco y somos los cuartos propietarios, este puesto lleva desde siempre en la calle Doctor Carreño", explica el matrimonio. "Sólo nos queda agradecer a nuestros clientes la relación que hemos tenido durante tantos años", dicen. Hoy será su último contacto directo con los compradores, pero viven en Salinas y dicen que seguirán manteniendo contacto con muchos de ellos: "Nos seguiremos viendo, pero ya no será lo mismo".

El kiosco, en la entrada o salida de Salinas, es un lugar de parada de muchos vecinos durante toda la jornada para coger los periódicos, pero sobre todo en las primeras horas de la mañana. "Abrimos a las seis y permanecemos a pie de calle hasta al menos las tres de la tarde", explican. El temprano horario de apertura permite a los trabajadores comprar los periódicos del día a la entrada o salida de sus turnos laborales. Mientras Ana permanece en el kiosco, a primeras horas de la mañana, Esteban se encarga del reparto por todo Salinas subido a su bicicleta, tanto en verano como en invierno.

Ana Peláez y Esteban Alvaré cierran el kiosco con un amargo sabor de boca por el poco apoyo que dicen haber recibido de las administraciones públicas para traspasar el negocio. "Antes del confinamiento lo pusimos a la venta y había al menos dos personas interesadas, pero el Ayuntamiento nos dijo que no se podía vender, que la parcela es del Principado. En Oviedo nos dijeron que era del Ayuntamiento. En conclusión, no nos dan permiso para el cambio de titularidad, así que cerraremos definitivamente", afirman.

"Los clientes nos dicen que nos van a echar de menos a nosotros pero también la tienda. Es una pena que con el gran número de parados, y sabiendo que hay personas interesadas en coger el kiosco, el Ayuntamiento se cierre en banda y no podamos traspasarlo a otras personas que quieren trabajar", lamenta el matrimonio.

Los problemas, añaden, vienen de hace una década, cuando el Principado construyó en la zona los pisos de promoción pública que se alquilaron a jóvenes: "En esos años tuvimos muchas presiones del Ayuntamiento, lo pasamos muy mal porque solo querían que nos fuéramos. Ahora ya no tenemos ganas de seguir luchando, es lo que hay. Nos jubilamos muy agradecidos a todos nuestros clientes, a todos los castrillonenses que vienen de todo el concejo a comprar".

Ana Peláez y Esteban Alvaré, dicen adiós a largos años de trabajo y empiezan una nueva etapa de sus vidas. "El kiosco lo compramos por cuatro millones de pesetas hace 32 años y ahora desaparecerá, o lo que decida el Ayuntamiento", concluyen.

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