Las necesidades básicas de las familias avilesinas se han disparado como consecuencia de la crisis económica y social derivada de la pandemia de coronavirus. El Ayuntamiento de Avilés ya ha gastado en lo que va de año (con datos hasta el 31 de agosto) el doble de dinero en ayudas sociales que en todo 2019. En los ocho primeros meses de este 2020 marcado por el covid-19 el gasto en ayudas de emergencia alcanza los 630.185 euros, cuando esta partida se cerró el año pasado con 336.883 euros de gasto.
El presupuesto anual previsto inicialmente para este año ascendía hasta los 400.000 euros, pero el pasado mayo ya hubo que ampliarlo en 430.000 más y no se descartan nuevas modificaciones en lo que resta de 2020. De los 630.185 euros gastados hasta ahora, más de la mitad (347.780 euros) se destinaron a cubrir necesidades básicas, 170.452 a demandas relacionadas con la vivienda y 111.943 a los comedores escolares. La alcaldesa Mariví Monteserín firmó un decreto en pleno estado de alarma para el pago de ayudas directas y excepcionales a las familias beneficiarias de bonificaciones en el precio del servicio de comedores escolares en los centros públicos de Avilés, incluidas las escuelinas, para prevenir situaciones de carencia como consecuencia de la falta de acceso a los servicios de comedor de los centros educativos.
La evolución del gasto para cubrir necesidades básicas por meses refleja claramente el impacto del covid. En febrero fue de 10.873 euros, en abril se disparó hasta los 62.316 y en junio rozó los 90.000 euros, es decir, el gasto casi se multiplicó por nueve en tan solo cuatro meses, según los datos que manejan los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Avilés.
En el caso de las ayudas relacionadas con la vivienda, que han llegado hasta ahora a 185 familias, el 83% del total (142.564 euros) tuvieron como destino el pago de alquileres. El coronavirus está dejando a avilesinos en la pobreza.
Un total de 187 familias no tenían ningún tipo de ingreso en el momento en el que solicitaron la ayuda municipal (estaban pendientes de resolución del salario social básico) y 73 no tenían vinculación previa con los servicios sociales. Son las nuevas caras de la pobreza que deja el virus.
