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Al examen, como en un ring de boxeo

Los alumnos de las pruebas de certificación de idiomas aguardaron en Avilés entre vallas para acceder al aula l El protocolo obligó en Oviedo a ocupar otras sedes, y Gijón organizó un acceso escalonado

Los aspirantes de Avilés. R. Solís

¿Se imagina acudir a la convocatoria de un examen entre vallas y aguardar a que el examinador realice la identificación de cada uno de los aspirantes en un espacio semejante al cuadrilátero de un ring de boxeo? A ese escenario tuvieron que enfrentarse ayer los alumnos de la Escuela Oficial de Idiomas de Avilés, que vieron cómo la pandemia también limitaba los accesos al centro para realizar las pruebas de certificación suspendidas desde junio, ahora con un estricto protocolo.

"La mayoría ya venían concienciados de la nueva organización", celebró la directora del centro, Clara Sánchez, satisfecha por el resultado de la experiencia. "No se amontonó nadie ni hubo aglomeraciones; solo hubo tres o cuatro despistados que no tenían claro cuál era su espacio", detalló la docente. La prueba de fuego, dice, llegará este jueves, cuando se examinen los alumnos de Inglés de B2. Ayer, en el nivel C1 del mismo idioma estaban convocados algo más de un centenar. "Para el jueves tenemos casi 300", avanza. No obstante, en la jornada de ayer también experimentaron cómo salir adelante ante la falta de profesorado para atender todas las aulas de examen. Docentes de Francés y Alemán participaron en las labores de vigilancia de las pruebas. "No teníamos suficiente personal porque en las aulas estaban 13 o 14 alumnos como máximo en cada una de ellas", detalló la directora. En los últimos días el claustro tuvo que implicarse en los preparativos de tan singulares exámenes. Mesas con pegatinas, señalética nueva, colocación de vallas en el patio... "Ha sido toda una experiencia. Algunos estábamos tan nerviosos como cuando se realizaron los exámenes de certificación, por primera vez, hace treinta años", confesó Sánchez.

En Oviedo, el aluvión de alumnos obligó a ocupar sedes aledañas como el Instituto Adolfo Posada y alguno quiso ver en esta organización cierta similitud con las pruebas de acceso a la Universidad.

En Gijón, el patio sectorizado y con filas perfectamente alineadas evidenciaba unas pruebas que poco o nada tenían que ver con los tumultos de otras convocatorias con las escaleras del centro copadas por los chavales en el último repaso a la gramática. Para los que se examinaban los nervios eran los mismos. "Necesito certificarme ya", apuntaba entre vallas en la Escuela de Idiomas de Avilés Alba García, que prepara oposiciones para Secundaria.

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