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El Marítimo teme el impacto económico del covid y trabaja ya en un plan de viabilidad

El centro museístico batió récord de visitantes en 2019, que cerró con casi 15.000 euros de superávit que se destinarán a rebajar la deuda

Asistentes a la reunión del Patronato del Museo Marítimo, ayer. R. SOLÍS

Las cuentas del Museo Marítimo de Asturias (MUMA) llevan años en positivo, después de que el centro estuviera con el agua al cuello allá por 2011. De entonces, acarrea una deuda (156.000 euros) que se va quitando con el superávit anual, que en 2019 fue, por ejemplo, de 14.848 euros. Estos datos los ofreció ayer el Patronato del Museo Marítimo, que había pospuesto la reunión por la crisis sanitaria. Los asistentes al encuentro -forman el patronato de la fundación el Ayuntamiento de Gozón, la Consejería de Educación Cultura y Deporte, la Autoridad Portuaria de Avilés y la Autoridad Portuaria de Gijón- valoraron que 2019 fue un año de récord: el centro sumó un total de 20.561 visitantes. Pero con 2020 llegó el coronavirus y las previsiones para 2021 son menos halagüeñas. Tanto es así que el alcalde de Gozón, Jorge Suárez García, solicitó a la consejera de Cultura, Berta Piñán, hacer un estudio de viabilidad para desarrollar determinados talleres o actividades con las pertinentes medidas de seguridad para mantener las visitas en el nuevo año. "Hoy (por ayer) también aprobamos el presupuesto de 2020, pero la previsión no es igual que en 2019. El año pasado tuvimos 42.219 euros en ingresos que responden a visitas, alquiler de salas o eventos y para este año hay 17.400", señalaron. Por hacer una comparativa, en julio de 2019 hubo en el Museo Marítimo 2.400 visitantes y el pasado julio, 1.500. Igual ocurrió en agosto: en el de 2019 hubo 3.200 y el mes pasado, 2.500.

La intención del patronato es mantener, por ejemplo, las visitas de escolares de acuerdo a las recomendaciones de Salud y Educación. "Por todo esto pedimos a Cultura, a los técnicos de Cultura, que nos ayuden a elaborar ese plan de viabilidad", precisó Suárez.

La primera etapa del museo luanquín, de 1948 a 1960, fue importante "porque en ella se fueron materializando los condicionantes que inspiraron su nacimiento". De 1960 a 1990 fue la etapa del declive. A partir de 1991, un nuevo equipo, dirigido por José Ramón García, se hizo cargo de lo que quedaba y se propuso reabrirlo. De 1998 a 2001 se llevó a cabo la construcción de un nuevo edificio, suficientemente amplio y funcional para albergar tanto la exposición permanente como los complementos de almacenes, taller, biblioteca y archivo, con lo que se configuró un museo nuevo y actual.

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