El mundo envejece irremediablemente. Sucede en Avilés, en Madrid y en Bruselas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que, debido a la baja en la tasa de fecundidad y la extensión de la vida, en cuestión de años habrá en el mundo más personas mayores de 60 años que menores de cinco. El cambio demográfico planteará al mundo laboral uno de sus más arduos desafíos.

Hacia la mitad de este siglo los abuelos serán el 22% del planeta (2.000 millones de habitantes). La expectativa de vida crecerá en 8,8 años para los mayores de 80 años, que serán 400 millones de personas. La población de entre 15 y 64 años habrá disminuido 10% y la de menores de 14,2%.

El ritmo del envejecimiento será tal que la edad mediana mundial pasará de los 28 años actuales a 38 en 2050. Ello implica que el mercado de trabajo se hace viejo, esto es, cuando el 27% de las personas que lo integran en el mundo es mayor de 45 años.

En este contexto, el planeta no está preparado ni tiene recursos ante semejante crecimiento demográfico para soportar una población que en 2050 alcanzará los 10.000 millones de seres humanos. En dos siglos y medio la humanidad habrá agotado buena parte del capital del ecosistema global.