Por sus dorsales y bíceps sobredimensionados se les identifica como gente deportista y ese peculiar desarrollo muscular se convierte en seña de identidad de quienes en algún momento de su vida han navegado a bordo de una piragua. En Avilés, fruto de años de afición al piragüismo y el funcionamiento de varios clubes, hay un amplio elenco de palistas que desde hace meses mantiene viva la feliz iniciativa de reunirse casi a diario a modo de tertulia en la terraza de la confitería "Santa Mónica".
Este grupo de piragüistas veteranos -todos superan los 50 años de edad- recibieron ayer la visita de uno de los "colegas" más querido por la afición española, el gallego Carlos Pérez Rial, "Perucho", que fue oro olímpico en Pekín, participante en Juegos del Mediterráneo y en decenas de campeonatos del Mundo, de Europa y de España, una referencia ineludible en la historia del piragüismo español.
El objetivo de la cita de ayer, de la que a última hora se cayó Saúl Craviotto, era agasajar al campeón, y quién sabe si liarlo para que se convierta en un miembro más de la tertulia, dado que, además de seguir en la elite con los 40 años ya cumplidos, Perucho trabaja en Avilés y entrena a diario en el pantano de Trasona junto a varios miembros de la selección nacional, de la que él mismo formó parte hasta fecha reciente.
"Es un gusto estar entre gente que ama el piragüismo y compartir vivencias y un rato de conversación con ellos", agradeció Perucho, del que los avilesinos que entienden algo de este deporte dicen que sigue estando "como un toro, en plena forma".
