El "absoluto incumplimiento" de los términos pactados para la venta de las fábricas de aluminio de Avilés y La Coruña al fondo suizo Parter Capital, la falta de credibilidad industrial del actual propietario de las instalaciones (Grupo Riesgo) y la inacción de la multinacional Alcoa -la dueña original del conglomerado del aluminio del norte de España- para denunciar en los tribunales la reventa de Alu Ibérica a Grupo Riesgo llevan al sindicato CC OO, el que ostenta la presidencia del comité de empresa de la aluminera avilesina, a concluir que la operación de venta de las plantas fue un "Alumocho", una estratagema urdida para ganar tiempo y realizar un cierre en diferido, que es a lo que parece abocada Alu Ibérica salvo que cambien mucho la cosas.

El pasado 25 de abril, Alcoa comunicó a Parter que la reventa de las plantas que había procedido a hacer diez días antes "incumple el acuerdo" de julio (de 2019). Es decir, Alcoa advirtió a Parter de que -tal y como recoge el contrato original de venta de las fábricas de aluminio de Avilés y La Coruña- no se podía revende la propiedad. Parter no obstante lo hizo. Posteriormente, Alcoa requirió a Grupo Riesgo -al que había desechado como posible comprador- garantías de su solvencia. La respuesta de Riesgo fue asumir ante notario los compromisos originales de la venta a Parter, lo cual satisfizo a Alcoa lo suficiente como para no emprender acciones judiciales.

"Esto es un esperpento", protesta Damián Manzano, secretario regional de Industria de CC OO. Gómez de la Uz va más allá: "La mala fe de Alcoa es evidente, cada vez está más claro que la venta a Parter fue un patraña, una artimaña para superar la presión y diferir el cierre dos años". Así las cosas, el 31 de julio de 2021, según el acuerdo de venta de julio de 2019, Alcoa se podrá lavar la manos de toda responsabilidad en el futuro de Alu Ibérica y Parter ya no es siquiera el accionista mayoritario; ahora hay un tercer actor en escena: Riesgo, cuyo historial empresarial corresponde más que nada a una sociedad liquidadora.

La esperanza que le queda al comité de empresa de Alu Ibérica es que el Ministerio de Industria, que en su día fue garante de la operación de venta a Parter, concluya el examen de la documentación que pidió a Alcoa sobre los términos de la operación y halle la forma de revertir el declive de la factoría. "Pero han pasado dos meses e Industria no da señales de vida", lamenta Gómez de la Uz.