Los pescadores del Cantábrico dieron ayer por concluida la costera del bocarte, de la que hacen un balance positivo pues fue abundante en capturas (la mejor desde que existen registros oficiales de capturas) y "razonablemente buena" en precios, según la opinión de Eduardo Cuevas, el presidente de la asociación de armadores de cerco de Asturias. Las ventas de bocarte en las dos principales rulas asturianas (Avilés y Gijón), a falta del cierre de la contabilidad oficial de las realizadas este mes de septiembre, superan los 6 millones de kilos, cuatro veces más que el año pasado, que ya había sido considerado "muy bueno".
El precio medio quedará finalmente en la banda de 1,30-1,35 euros, lo que equivale a decir que los pescadores que vendieron en Asturias sus capturas de "llanzón" (nombre que se da al bocarte en algunos puertos como el de Avilés) se embolsaron más de 8 millones de euros. "De los cuales hay que descontar los gastos que genera el barco; no todo es ganancia, ni mucho menos", acotan desde la organización de armadores.
Pocos reproches se pueden hacer a la dinámica de la costera de bocarte que acabó ayer; si acaso, como apunta Cuevas, que "el tamaño del pescado fue medio tirando a pequeño, de unos 45-50 granos (unidades) por caja". Los bocartes adquieren más valor cuanto más grandes sean, ya que los ejemplares grandes son muy apreciados por la industria conservera para transformarlos en anchoas.
"En total, esta campaña hemos comercializado aproximadamente 2.760.000 kilos, la friolera de casi 339.000 cajas. Si hubiera acompañado el tamaño del pescado, los precios aún hubieran sido mejores y nos habríamos salido del mapa", añade el gerente de la rula de Avilés, Ramón Álvarez, que ayer de madrugada supervisó a pie de muelle la descarga de los veinte barcos, la mayoría cántabros, que eligieron la lonja avilesina como punto de venta de sus capturas de la noche.
El espectáculo de la descarga del bocarte, siempre digno de admiración por la adrenalina que fluye por el muelle y la armoniosa coreografía de hombres y máquinas trabajando al unísono, comenzó sobre las 5 de la mañana y concluyó a las 8, el momento en el que la sirena de la cancha de ventas anunció el inicio de la subasta. En apenas tres horas, 158.064 kilos de bocarte (19.380 cajas) fueron echados a tierra, pesados, paletizados y conservados en frío para que llegasen a los mostradores de las pescaderías de toda España con la máxima frescura en las horas posteriores.
Los compradores pagaron el producto (según su calidad) a precios comprendidos entre 0,18 y 0,67 euros el kilo, con una media nada desdeñable para esta fecha del año y el calibre de las capturas de 0,38 euros el kilo. Horas después, alguna pescadería avilesina vendía bocartes selectos de la remesa matinal a 3,90. Más frescos imposibles, como decían las pescaderas ambulantes de Sabugo en tiempos "¡tan que reblinquen!"
Eduardo Cuevas sintetizó el sentir de los armadores ante la costera que acaba: "La cantidad de bocarte que hubo este año no ye normal. Y además, cerquina de casa: esta noche pescamos a menos de dos millas de la costa entre Gijón y Candás, en una zona con apenas un calado de treinta brazas. Así da gusto. El por qué abunda el bocarte es un misterio, pero que dure porque es bueno para nosotros y para otras muchas especies que, como el bonito, se alimentan de él".
El presidente de Cerco Astur manifestó que está de acuerdo en mantener para el año que viene el cupo autorizado por Europa para el bocarte del Cantábrico (25,51 millones de kilos) y adelantó que, ahora que se acabó la "plata del Cantábrico" (denominación del bocarte que hace alusión al brillo que emite el lomo plateado de la especie en noches de luna clara) "nos dedicaremos a pescar chicharro y macarel (un pez similar a la xarda o verdel) hasta acabar el año".
