La pandemia por el nuevo coronavirus ha trastocado casi cualquier plan, también los de la Iglesia. El Arzobispado de Oviedo que hace ahora un año sopesaba poner a la venta el palacio de Josefina Balsera, el edificio conocido también como Casa de Eladio Muñiz y que hace las veces de sede parroquial de Sabugo, ha congelado el proyecto hasta que vengan tiempos mejores, según una portavoz del arciprestazgo. La intención de venta se apresuró después de que el Banco Santander decidiera dejar el local que había ocupado durante años en el bajo del inmueble que hace esquina en la confluencia de la calle Cuba con la plaza de La Merced, a un paso de la iglesia nueva de Santo Tomás de Cantorbery. Los ingresos provenientes de ese alquiler han sido fundamentales para oxigenar las arcas de la iglesia del antiguo barrio de pescadores, una de las principales de Avilés. Una vez que el banco ha cerrado la sucursal, las cuentas no cuadran tan bien como antes. El local sigue cerrado a cal y canto.

El estado de conservación general del inmueble, de 117 años, siendo aceptable, se resiente por el paso del tiempo. Con todo, aún se desarrollan distintas actividades en este edificio palaciego: catequesis, desayuno para escolares, reuniones de colectivos sociales y asociados a la iglesia y, en los días previos a la Semana Santa, es el lugar en que se viste la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y donde se concentra la actividad de la cofradía del mismo nombre. Dicho palacio lo mandó construir el empresario americano Eladio Muñiz, que se había hecho millonario en la isla de Cuba anteriormente al Desastre del 98.