Cuando llegan por la mañana a trabajar, los sanitarios y administrativos del centro de salud de Soto del Barco tienen que dedicarse a achicar agua en vez de pasar consulta, unos, y atender el mostrador de citas, otros. No sucede todos los días, pero sí cada vez que llueve de forma intensa, como ocurrió ayer de madrugada.

Para asombro de los usuarios que se plantaron a las ocho de la mañana en las instalaciones -los jueves es día de analíticas de sangre en Soto-, la entrada al centro de salud era a esa hora una auténtica piscina.

El problema radica en que el centro está en los bajos de un edificio, no a ras de suelo, sino en lo que habitualmente ocupan los garajes. El acceso al mismo está en cuesta y bastante pronunciada. Resultado: cada vez que llueve de forma intensa el agua se va acumulando a la puerta hasta rebasarla e inundar el vestíbulo de entrada.

Así llevan bastantes años, aseguran en Soto del Barco los usuarios, bastante molestos por la situación. "Fue increíble lo que allí se montó. La gente fuera, esperando con los paraguas, que apenas tapaban porque llovía mucho. La médico, la enfermera y los demás, echando agua fuera como podían con toallas y lo que hubiera a mano. No daban abasto a dejar libre la entrada", explicó a LA NUEVA ESPAÑA un vecino de Soto del Barco.

Desde el centro de salud se ha pedido ya en varias ocasiones a la gerencia del área sanitaria de Avilés que corrija una situación que, temen, se vaya a repetir mucho durante los próximos meses cada vez que llueva. La cuestión es intervenir de alguna forma en el entorno del centro para que el agua de la lluvia se desvíe hasta los desagües y no se acumule a la entrada. En varias ocasiones se han acercado los servicios de mantenimiento, arreglan el desaguisado de ese día, pero no de forma definitiva.

Ayer durante toda la jornada los usuarios que se acercaron se hacían cruces al ver la entrada llena de toallas, destinadas a absorber el agua restante. "No es una imagen digna de un consultorio, si fuera un día, vale, pero es que cada vez que llueve pasa esto. Donde ya es problemático venir al médico en plena pandemia, esto no hace si no complicarlo más", se quejan.

No es el único problema de las instalaciones (inauguradas en la década de los 90), pues el vestíbulo sufre goteras en su tejadillo, donde crece la maleza. Hace años en el interior hubo también filtraciones de agua del techo.