El peluquero de El Pozón ha sido condenado esta mañana a dos años de prisión y a una orden de alejamiento y de comunicación durante tres años tras alcanzar un acuerdo que ha reducido con creces la pena que solicitaban tanto la acusación particular como la Fiscalía por una tentativa de homicidio. La defensa y la acusación particular suscribieron un acuerdo después de que el condenado abonara la responsabilidad civil a la víctima. "No tengo nada contra él, ningún rencor, solo queda pasar página, lo de aquel día es agua pasada", señaló el peluquero momentos antes de la celebración de una vista oral en la Sección segunda de la Audiencia Provincial, en Oviedo. Es más, llegó a decirle a la víctima: "Manolo, lo siento mucho". La víctima, por su parte, manifestó instantes después: "Le perdono, aquel día no estaba en sí y encima le calentaron".

"Aquello fue una mala época, ahora ni fumo ni bebo. Desde aquel día fue todo como volver a empezar, tengo que agradecer el apoyo de todo el barrio, de la clientela y las ayudas de mi familia y de mi pareja, Aida Jurado, que gracias a ella bajé la medicación", señaló el condenado.

Los hechos juzgados se remontan a la noche del 16 de mayo de 2018. El ahora condenado entró en a un bar de la calle Santa Apolonia de Avilés y se dirigió a su víctima, con quien había mantenido anteriormente discusiones sobre cuestiones diversas, y le conminó a salir a la calle a la vez que le llamaba "hijo de puta". Una vez en el exterior, y al hacerle frente la víctima, el peluquero de El Pozón sacó una pistola de fogueo previamente manipulada para disparar perdigones y, a escasa distancia, le disparó en el pecho. La víctima logró arrebatarle el arma de las manos pero, a pesar de ello, le causó una herida penetrante en hemitórax izquierdo, que le produjo un neumotórax y una herida en región cervical, que curaron con tratamiento médico a los 76 días. Le quedaron como secuelas material de metralla en tórax y cuello, ligero perjuicio estético y trastorno de estrés postraumático de carácter leve.

El procesado padece alcoholismo crónico y sintomatología ansioso-depresiva de más de 20 años de evolución y el día de los hechos había bebido en abundancia, con lo que tenía mermadas considerablemente sus capacidades intelectiva y volitiva.

En un principio, la Fiscalía pedía cuatro años de prisión, mientras que la acusación particular solicita dos años más. .