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El sector del taxi pide auxilio para ampliar descansos ante el desplome de la demanda

La falta de unidad entre plataformas dificulta llegar a un acuerdo de mínimos que la mayoría de profesionales ratificó en votación telemática

Varios taxis en la parada de la calle Fernández Balsera. | Mara Villamuza

Un taxista avilesino que haga un turno de doce horas debería irse para casa con 120 euros en el bolsillo para que su actividad le salga rentable. Ese es el cálculo que hace Marcos Álvarez, el presidente de la cooperativa “Villa del Adelantado”, la mayoritaria en el concejo, que agrupa a 80 de las 101 licencias. Pero esos números llevan meses que no salen: “La caída media de las recaudaciones es del orden del 60 o 70 por ciento. Muchos días perdemos dinero por echarnos a rodar”. Y la previsión no es muy halagüeña, pues fruto de las sucesivas restricciones –toque de queda, cierre perimetral de Avilés, ayer mismo anuncio de cierre de establecimientos no esenciales...– el panorama del sector del taxi “pinta muy negro”.

La preocupación de los profesionales del taxi va en aumento, en paralelo al desfondamiento de sus economías. Y por eso, desde la cooperativa mayoritaria de Avilés se han emprendido acciones encaminadas a racionalizar la prestación del servicio, al menos mientras dure la situación de excepcionalidad sanitaria. “Cuando finalizó el estado de alarma y comenzó la desescalada propusimos incrementar el número de días de descanso en tres días más al mes como forma de repartir equitativamente los periodos de parada. El planteamiento era que cada taxista librase uno de cada dos domingos y, en uno de los de libranza, hacerlo coincidir con sábado de descanso”, explica Álvarez.

Para pulsar la opinión de todos los taxistas se convocó una junta telemática en la que participaron, según el presidente de “Villa del Adelantado”, la práctica totalidad de la cooperativa mayoritaria, siendo 73 socios del total de 80 los que respaldaron el plan. No obstante, la otra cooperativa, “Teletaxi Avilés” (18 licencias), se desmarcó de la convocatoria y manifestó el rechazo mayoritario de sus asociados a modificar el calendario de trabajo vigente. Cuando el acuerdo fue trasladado al concejal responsable de Movilidad, Pelayo García, “no se quiso pillar los dedos y respondió que si no había unanimidad del colectivo no iba a modificar el reglamento de descansos”.

O sea que el calendario de trabajo de los taxistas avilesinos se quedó como estaba, lo que se traduce en la presencia en la calle de muchos más taxis de los que justifica la demanda y profesionales que pasan gran cantidad de horas en las paradas “escuchando la radio porque otra cosa no hay que hacer”, en palabras de uno de los taxistas que suele hacer la guardia en la céntrica parada de la calle Fernández Balsera.

Marcos Álvarez sabe, gracias a la aplicación informática que llevan instalados los taxis de “Villa del Adelantado”, cuánto tiempo lleva cada vehículo parado a la espera de un cliente.

“Los tiempos de espera se han triplicado en muchos casos; hay compañeros que llegan a estar más de 200 minutos sin mover el coche”, lamenta Álvarez, quien insiste en que “ya que no hay trabajo que justifique la presencia de tantos taxis en la calle, pedimos que al menos que se implante un modelo organizativo que nos permita conciliar la vida profesional y laboral o dedicarnos a otros quehaceres. Lo poco que hay, repartámoslo por igual”.

Durante el periodo en que España estuvo bajo estado de alarma, el Ayuntamiento de Avilés, como otros de Asturias, decretó la paralización primero de la mitad de la flota de taxis (un día trabajaban los pares y otro los impares) y luego del 25 por ciento de la misma (un descanso obligado cada cuatro días). Esas medidas restrictivas, que fueron levantadas durante la desescalada, generaron polémica pues se detectó a taxistas que incumplieron su deber de descanso y fueron denunciados por ello.

Con todo, el problema de fondo del sector no es otro que la reducción de viajeros asociada a la crisis sanitaria: “Hemos perdido la noche, los servicios al aeropuerto, la movilidad entre ciudades, las visitas comerciales y de empresa, el mercado de los lunes está bajo mínimos y solo los centros de salud y las mutuas dan algo de trabajo matinal”, detalla Marcos Álvarez, quien alerta de que ya hay licencias puestas a la venta porque sus titulares, que se empeñaron para pagarlas, no pueden hacer frente a las letras del banco.

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