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El parque del Muelle retrocede al siglo XIX

La recuperación de las calles perimetrales para los peatones con anchas aceras devuelve a la zona verde la estética original

La calle Emile Robin, en la primera mitad del siglo XX | Archivo Nardo Villaboy

El avance de las obras de reforma del parque del Muelle, que en su primera fase están afectando a la renovación de las redes de servicios y la reurbanización de las calles perimetrales, ha deparado a los avilesinos un reencuentro con el pasado. Ya sea por conocimiento de fotos antiguas o por vivencias personales –en el caso de los vecinos más longevos–, son muchas las personas que ven grandes similitudes entre el renovado aspecto que están pasando a tener las calles Emile Robin y La Muralla y la estética original de esos espacios, cuando el parque del Muelle estaba bordeado por amplias calles paseables usadas por los vecinos de la época a modo de bulevares; justo la pretensión que persigue el gobierno local con la reforma: que el parque del Muelle recupere su esencia como lugar de encuentro social de los avilesinos.

La calle Emile Robin, en la actualidad. | R. Solís

Claro que la recuperación del primitivo sabor peatonal que tenía el parque del Muelle y su perímetro no deja contentos a todos; aún colea el malestar por la anunciada eliminación de la fuente de la plaza de Pedro Menéndez y no son pocas las voces que discrepan tanto de la eliminación de plazas de aparcamiento como de la reducción a un solo carril de la calzada habilitada para vehículos, que además, en el futuro, tendrá un uso limitado a servicios públicos, residentes y reparto comercial.

La calle La Muralla, a principios del siglo XX. | Archivo Nardo Villaboy

El parque del Muelle fue la zona verde por excelencia de Avilés desde su construcción, a finales del siglo XIX, hasta la década de los setenta del XX, cuando entró en servicio el de Ferrera. En palabras del historiador Alberto del Río, “edificado sobre terrenos de marisma en el antiguo campo del Faraón, el parque del Muelle es uno de los símbolos del crecimiento avilesino entre los siglos XIX y XX. El parque fue uno de los espacios ganados a la mar, lo que también hizo que se desplazara el puerto de origen medieval aguas abajo en la margen izquierda de la ría”.

Las marismas de las inmediaciones de la muralla (derribada a partir del año 1818) comenzaron a desecarse en 1826. En 1835, en la ribera del río Tuluergo, se abrió el paseo bautizado del Bombé, justo en lo que era la desembocadura del Tuluergo en la ría (a la altura de la actual confluencia de las calles La Muralla y El Muelle). De ese desaparecido paseo, antecedente remoto del parque del Muelle, escribió Armando Palacio Valdés en “La novela de un novelista”: “¡Qué brillante paseo en el Bombé! Llamábase así en Avilés un trozo de terreno de forma ovalada, enarenado, cercado por una paredilla alta, de medio metro, y guarnecido de altos álamos blancos de hoja plateada. Este cercadito minúsculo, que no tendría, de punta a punta, más de cien metros, era el paseo oficial de la población, el paseo de gala”.

La calle La Muralla, en obras, en la actualidad. | R. Solís

Ese “escaparate social” donde los avilesinos iban a ver y dejarse ver se trasladó al parque del Muelle cuando éste entró en servicio a finales del siglo XIX, siendo alcalde de Avilés José Cueto.

La zona verde fue concebida con una extensión de 14.000 metros cuadrados y, según el diseño del arquitecto Bausá, combina espacios de jardinería con abundantes esculturas, lo que le da su característico acabado romántico.

Con forma de triángulo, está bordeado por las calles El Muelle, La Muralla (antigua calle Marqués de Teverga) y Emile Robin (antigua calle La Ribera), nombre dado en reconocimiento a un ingeniero francés que si bien nunca pisó Avilés realizó donaciones a colectivos marineros.

Hoy esas calles, en las que los coches dejarán de ser bienvenidos, vuelven por su fueros para solaz de los peatones.

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