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Las mascotas se contagian del estrés de la pandemia

Las clínicas veterinarias elaboran justificantes para poder sacar a pasear por la noche a perros con enfermedades

Marina y Alberto Suárez, con su perra “Pepa” en el jardín de su vivienda en Piniella (Illas).

El border collie “Porto” solía salir a pasear más tarde de las once de la noche por Salinas. Con su collar negro y su correa, que podía ser azul o naranja, se vestía para salir como el rey de la noche castrillonense. Las últimas restricciones le han alterado los horarios: no puede salir más tarde de las diez, lo que supone adelantar su paseo nocturno en casi dos horas. Algo así como un toque de queda perruno.

El conejo “Chocolate”, en su casa de Piniella (Illas). | Mara Villamuza

“Porto” se adaptó al nuevo horario “sin problemas”, pero para muchas mascotas el cambio en el ritmo de vida tuvo consecuencias negativas. En algunos casos, los perros sufrieron de “estrés” y “ansiedad”, explica la veterinaria avilesina María José Castañón. Y para otros, con enfermedades concretas y rutinas muy marcadas, su vida podía estar en peligro. Ante esta situación, desde las clínicas elaboraron “justificantes veterinarios” para aquellos que tuvieran diagnosticada una enfermedad; un salvoconducto perruno para poder salir a pasear con nocturnidad dentro de la ley. “Se hace una valoración previa del perro para que no se convierta en un arma de doble filo”, indica precavida la veterinaria de Versalles. Para los que no tengan ninguna dolencia física, la única recomendación que pueden hacer es adaptar los horarios de forma paulatina. Otro de los efectos negativos que percibieron en las mascotas tiene que ver con el estado de ánimo de sus dueños. Por las neuronas espejo, los animales detectan el estrés generalizado, la frustración y la tristeza.

“Porto”, un border collie de Salinas. | LNE

Compañía de desescalada

“Lo mejor es actuar cuando hay un amigo delante y no quieres que la tristeza se te note”, aconseja María José Castañón. Pero pasar más tiempo en casa también generó efectos positivos. Según las clínicas avilesinas, hubo una mayor preocupación por los cuidados de los animales. Y para los perros, por ejemplo, esa mayor compañía fue beneficiosa, pero se revirtió en la desescalada. La separación, en muchos casos abrupta – por cuestión social y laboral –, generó un estrés en la mascota y otra vez una alteración en los hábitos. Pero por otro lado, la nueva moda de deporte al aire libre para ellos fue muy beneficiosa.

En los gatos, sin embargo, hubo mayor disparidad. Algunos se agobiaron al pasar más tiempo con personas en casa, cuando “preferían la soledad”, mientras que otros tendieron a una “mayor socialización” e interacción con sus dueños, aprecian los profesionales.

La preocupación por la distancia social y las medidas higiénicas, especialmente en los parques, también se trasladó a los perros. Según explica José Fernández Romojaro, presidente del sindicato veterinario de Asturias, esto afecta también a los animales, que se vuelven más tensos y agresivos. Para ello, recomiendan “mantener la calma”: “Si un desconocido acaricia al perro, es mejor desinfectarlo luego con agua oxigenada que apartarlo”.

Las mascotas, algunas con bozal pero todas sin mascarilla, sufrieron las mismas restricciones que sus dueño en las diferentes olas de la pandemia. Los veterinarios, coinciden todos ellos que para muchos humanos esos animales convertidos en uno más de la familia fueron un salvoconducto de salud mental.

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