La hostelería de Avilés no pudo más. Hoy, a las cinco de la tarde, anunciaron que la nueva residencia de seis avilesinos de la plataforma “Sos Hostelería” sería la iglesia de San Antonio de Padua, encerrados por voluntad propia. Hacinados en el ala izquierda, dejaron sus bolsas, y con una nevera, entraron a lo que sería su nuevo domicilio “hasta que las condiciones mejoren”. No piden más ayudas. No piden tampoco volver a abrir sus negocios - “porque con el autoconfinamiento y las restricciones, los gastos de estar abiertos son superiores a los ingresos”. Lo que quieren es comer mañana, y el mes que viene y el siguiente.  Y con lo que les ofrecen ahora, no les da: la hipoteca, los hijos, los gastos, las tasas ya pagadas, autónomos…

“El verano no fue bueno. Teníamos ‘deuda’ acumulada de marzo, la primera vez que nos cerraron. Teníamos que pagarla”, destaca uno de los seis voluntarios encerrados. Algunos de ellos tenían un “colchón para ir tirando”, pero el dinero “si no se factura, se acaba”. “Nadie se quiere hacer rico. Queremos llegar al mes que viene”, cuentan. No quieren integrar “las colas del hambre”. La ayuda del ayuntamiento de Avilés está puesta “con buena voluntad” pero es “insuficiente”, y la del Principado y la de autónomos, “más de lo mismo”.

La idea que tienen es quedarse encerrados hasta que haya una medida que les satisfaga. Con los negocios cerrados, tienen oficio – son hosteleros y no buscan otra cosa- pero no beneficio. Y con pérdidas desde que llegó el ‘maldito virus’ y sin capacidad para remontar porque cuando empezaban a levantar cabeza, les echan el cerrojo de nuevo. “Yo tengo cuatro hijos, y mi mujer y yo vivimos del mismo bar, ¿qué vamos a hacer ahora?”, confiesa uno de ellos. No dudó. Cuando alguien hizo la propuesta, fue de los primeros en apuntarse. “Somos seis, como los de la Cuenca”, relatan. Se refieren al de La Felguera, el primer encierro de hosteleros que se hizo en Asturias. Y esperan que haya más “para protestar”, pero “que dure lo mínimo posible”. Pero solo la ‘buena praxis’ política , según declaman, los sacará de ahí.